EL BULEVAR DE LA VIDA
¡Pudimos, podemos, podremos!
Como del cielo nos cayeron limones, los dominicanos hicimos una limonada.
Por alguna razón que quizás tiene que ver nuestro pesimismo histórico, a los dominicanos nos cuesta mucho celebrar nuestros logros y avances, reconocer las cosas que hemos hecho bien, que es lo que ha ocurrido con el buen manejo que de la pandemia han realizado nuestras autoridades actuales y pasadas (con un 44% de la población vacunada, -solo por debajo de Chile (68.18%)-, y una letalidad de 1.16 % y bajando), y también con la educación no universitaria, donde nuestras autoridades lograron salvar el año escolar, y al basar el modelo educativo asumido ante la emergencia en el uso de la tecnología, se avanzó como nunca en la reducción de la brecha digital, al punto de que antes de finalizar el próximo año escolar, todos los alumnos tendrán un dispositivo tecnológico y acceso a una red que, si bien, por una serie de inconvenientes posiblemente no todos tengan señal en sus sus casas, sí la tendrán en sus escuelas. Además, ya el ministerio de la cosa tiene en su servidor todos los programas que vía televisión y red están a la disposición de todos los estudiantes, desde Arroyo Hondo o La Rancha hasta la urbe metropolitana de Baní.
Lo que caracteriza a la sociedad actual del neoliberalismo y la concentración del poder tecnológico en cinco empresas que gobiernan el mundo, es la desigualdad social que la pandemia ha puesto en evidencia, pues hoy la mitad de la población europea (el 58.6% en España) ha sido vacunada, mientras en África apenas el 5% ha sido inmunizada.
Todo este reconocimiento “a quien corresponda” y a nosotros mismos como pueblo, surge a partir de las conclusiones de un reciente informe de la firma consultora McKinsey sobre los efectos de la pandemia en EE.UU., citado hace unos días por la directora de Diario Libre, Inés Aizpún.
En EE. UU., unos de nuestros paradigmas de desarrollo institucional y eficiencia gubernamental, terminó el año escolar y...
1. La pandemia aumentó la desigualdad entre los estudiantes.
2. Se prevé un aumentó de la deserción escolar.
3. La pandemia provocó entre los estudiantes un retraso de cinco meses en matemáticas y cuatro meses en lectura.
Entonces, dejando brotar el habanero-porteño que todos llevamos dentro, gritemos en el colmadón o la Zona las bíblicas palabras de Héctor Lavoe: “No’ la comimo’, Willy, no’ la comimo’”.