Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

MIRANDO POR EL RETROVISOR

Las recriminaciones del policía y hablar hasta chino por cinco pesos

Un ex policía colgó la semana pasada un video en las redes sociales donde hace un dramático llamado a su hijo para que se entregue a las autoridades que lo persiguen por un atraco.

El agente narra en el audiovisual que duró 31 años en la Policía Nacional, donde tuvo un comportamiento ejemplar, sin las acciones deshonrosas que son tan frecuentes en miembros del cuerpo del orden.

A su vástago le recrimina con dureza que no fue la educación que le dio y le pide que se aleje de las amistades que lo han llevado por el camino equivocado, además de que se entregue a las autoridades y rectifique su accionar.

Sé que a muchos les resultan odiosas las comparaciones sobre la educación en el pasado y la actual, antes apoyada en castigos y una estricta supervisión, ahora sin las llamadas “pelas” y más permisible respecto a las reglas y responsabilidades en el hogar.

Recuerdo que siendo yo un niño, uno de mis hermanos ya adolescente vendía chinas (naranjas) dulces en la calle y un día llegó donde mi madre con cinco pesos que se había encontrado en el camino, tras agotar la jornada de ventas del día.

Luego de ser encarado por mi progenitora sobre el hallazgo, con más preguntas que un minucioso investigador, tuvo que llevarla al lugar donde encontró el dinero y permanecer allí ambos por casi dos horas, para ver si llegaba alguien a reclamar cinco pesos perdidos.

Ese dinero fue guardado por unos días a la espera de cualquier reclamo y, al final, aunque no apareció un dueño, tampoco se le permitió a mi hermano que dispusiera de los cinco pesos como algo suyo.

En muchos casos ahora es diferente, niños y adolescentes llegan a la casa con objetos de valor cuyo origen no pueden justificar, sin que sean cuestionados por sus padres, quienes incluso disfrutan de esos artículos en el hogar o del dinero que generan esas adquisiciones dudosas.

No hay tampoco una vigilancia minuciosa sobre las amistades de los hijos, incluso las virtuales, un verdadero peligro por la presencia de tantos pedófilos en las redes y por los malos ejemplos de aquellos que venden una vida holgada lograda en base al dinero fácil.

Nunca he creído incluso en los incentivos que ahora se otorgan a los hijos por cumplir con sus obligaciones, como por ejemplo regalos por obtener buenas calificaciones, pero tampoco en los novedosos castigos por incumplirlas, como dejarlos por un tiempo sin el uso de los aparatos tecnológicos.

Es la educación centrada en lo material, en lugar de instruir en principios y valores.

Los patrones de crianza sustentados en el castigo físico siguen siendo una práctica legalizada, tolerada, defendida y alabada por quienes la padecieron en su niñez y adolescencia, y ahora la siguen reproduciendo con sus hijos porque no había otro modelo de corrección.

Profesionales de la sociología recomiendan una educación sin violencia, castigos crueles e imposiciones autoritarias, pero evitando también la permisividad excesiva o una política de brindar incentivos por cumplir con sus responsabilidades.

Dos ejemplos de una educación ejemplar: La dura recriminación del policía que no apoya a su hijo desviado y la actitud de mi madre que puso a mi hermano a hablar hasta chino por cinco pesos.

Tags relacionados