Presencia de Cristo en tiempos recios

Hay tres criterios que per­miten vivir a plenitud en tiempos fuertes: la limos­na como signo de despren­dimiento; la oración vista desde el acercamiento a Dios; y el ayuno para tener control de lo que decidimos.

Ayuda a esto, sobre cómo Jesús pue­de tocarnos y cómo esta fe nos enriquece, que se aprecia, cuando un recién conver­so se pregunta si es Cristo la verdadera respuesta.

Leía algo en otro contexto que refe­ría un autor que si Cristo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? Importa reflexio­nar si esta pregunta nos la hace la propia vida, no uno, como tampoco ningún di­rector espiritual, así, solo cuando la pre­gunta nos urge, solo entonces tiene valor la respuesta que demos.

Entonces, cuestionarse ¿estás confor­me con la forma cómo has transitado hasta ahora en el mundo temporal? ¿El por qué y para qué es la clave para em­pezar una nueva vida ajena a sobresal­tos? Luego preguntarse: ¿y ahora qué? ¿podemos seguir viviendo igual que has­ta ahora? Cristo es la respuesta, pero sólo cuando la vida sacude con una pregunta que probablemente no sea del agrado, y especialmente cuando ésta es lacerante y desgarradora.