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ORLANDO DICE...

Mucho hablar no redime

El comité Político realizó una reunión kilométrica, pero no avanzó ni dos cuadras en los asuntos pendientes y subsidiarios del Congreso. Es un problema nuevo, y consecuencia de la transformación: la locuacidad de los recién promovidos al organismo de dirección.

Casi 6 horas hablando de lo mismo, como plumas de burro, pues los turnos se multiplicaban y se tornaban – en ocasiones – ejercicio de necedad.

Democracia interna, podría decirse, pero también pérdida de tiempo, ya que lo dicho está dicho ¿a qué repetirlo con voz propia? El narcisismo es enfermedad infantil del todavía flamante directivo que se afana en establecerse, pero sobre todo de sentar reales. Es gente que no pasó por círculos de estudios, ni discutió debajo de la mata de limoncillo, pero que se basta y se sobra en teoría.

¡Ay si don Juan estuviera vivo y presidiendo el CP! Con una simple mirada se recogerían.

Entonces hubo uno al que llamó mula por insistente y terco.

El cronograma de reestructuración y auditoría está en retraso, y no puede avanzarse con distracciones coyunturales.

El pasado encuentro estaba previsto para el domingo, pero se decidió el miércoles en la noche que fuera jueves, ante el inminente pleno de la JCE que conocería el fallo del TSA.

No se pensó tanto en la Junta como en unos consejeros que se colocaron a la vera del camino y quisieron influir, sin ya tener competencia.

Dos ex secretarios generales, Reinaldo Pared y José Tomás Pérez, e igual Abel Martínez, miembro del CP, consideraron que el PLD debía rendirse.

Acoger sin chistar la resolución del Administrativo.

Aunque los argumentos fueron pobres, y conceptualmente equivocados: lo táctico primero que lo estratégico.

Permitir que la Fuerza del Pueblo fuera mayoritario porque la situación beneficiaba al PRD, su aliado. Esto es, que los intereses del partido blanco estuvieran por encima del de la estrella amarilla.

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