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AGENDA SOCIAL

El legado de la canciller

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Margarita CedeñoSanto Domingo

Ángela Merkel se prepara para el retiro de la vida política luego de 16 años de mandato, en los cuales enfrentó el colapso del sistema financiero global en el 2008, varias amenazas en contra de la Unión Europea, el expansionismo ruso, una ola migratoria y de refugiados que generó graves dilemas morales, el auge del populismo y la pandemia del Covid-19.

Ha ejercido el poder con mesura y discreción, sin escándalos ni cuestionamientos éticos, sin chismes ni enfrentamientos innecesarios.

Todos los líderes mundiales, los presentes y los pasados, coinciden en reconocer la capacidad que tiene Ángela Merkel para buscar consenso y solucionar situaciones difíciles, incluso cuando parece estar en un callejón sin salida.

Durante todo su ejercicio, ha demostrado resiliencia, adaptabilidad, amplios conocimientos y mucha intuición política.

Su legado para la humanidad es amplio y profundo, especialmente como ejemplo del cerebro femenino en la política.

En un entorno dominado por los hombres, Ángela Merkel logró convertirse en una de las personas más poderosas del planeta en base al trabajo constante, al deseo de superación, su parsimonia y paciencia, su capacidad de cálculo y deseo de sacrificio.

Ha mostrado una vida ajena a cualquier deseo de reconocimiento, apartada del hedonismo y sustentada en un compromiso irrestricto con la frugalidad y la sencillez. Merkel es más verbo y menos adjetivo.

Al igual que Margarte Thatcher en su época, la Canciller alemana inspira a una generación completa de mujeres dispuestas a abrirse paso en la arena política, con un enfoque humanista y presentando ante el mundo sus capacidades como el más importante atributo.

Esas características propias de una mujer conocedora de sus capacidades resultaron ser vitales para que el mundo no cayera hacia el abismo en más de una ocasión.

Lo han reconocido sus pares en varios escenarios. Barack Obama la llamó “una gran líder” que “sabe escuchar y dar sabios consejos”; Sarkozy reconoció que la Canciller tenía una memoria privilegiada y que aquellos que la subestiman comenten “un gran error”; Hillary Clinton la considera su favorita entre los líderes mundiales.

La historia reconocerá a Ángela Merkel como una líder sin ego, sobria y pragmática, meditada y pausada, garante de la estabilidad como requisito para generar bienestar.

En tiempos de crisis, como el que vivimos actualmente, ese es el tipo de liderazgo que necesitamos, sosegado y sin titubeos, con una sólida capacidad de dirigir y tomar las decisiones con responsabilidad, aunque sean difíciles o impopulares.

El peso de Merkel en la historia no puede evaluarse en su totalidad, por lo menos aún no.

Mientras tanto, tenemos que reconocer sus grandes cualidades, descritas excepcionalmente por Kristina Spohr, profesora de London School of Economics, que ha escrito que Merkel, “frente a las adversidades, ha conservado la calma y ha seguido adelante.

Frente al sufrimiento, ha mostrado humanidad y empatía. Ha gobernado con dedicación, profunda convicción moral e integridad”.

Es el gran legado de una mujer que hoy representa el poder sin vanidad.

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