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OTEANDO

El vaso medio lleno de los empleos

En varias ocasio­nes he hecho la historia del es­pañol que le de­cía a mi padre que si los dominicanos tuvié­ramos una cuchilla en el de­do índice ya todos hubiésemos estado degollados, pues ante cualquier pregunta relaciona­da con el estado de la situación económica, ya general, ya par­ticular, la mayoría siempre se pasa el dedo índice por el cue­llo de un extremo a otro, en franca declaración de de que su economía o la del país se es­tá yendo a pique.

Es verdad que vivimos tiem­pos de retranca económica a ni­vel mundial, que nuestra deuda aumenta cada día más en rela­ción a nuestro PIB, que somos un país tercermundista, “colo­cado en el mismo trayecto del sol”, pero para que nos queme de verdad. Pero también es ver­dad que Francia, por ejemplo, por solo mencionar uno de los grandes, comprometió duran­te 2020 su capacidad crediticia más allá del 115.7 % en rela­ción a su Producto Interno Bru­to. Compare ambos países en el renglón que más le guste y saque usted su propia conclu­sión acerca de nuestra realidad y nuestras capacidades para lo­grar el “crecimiento con equi­dad” sugerido por el pos- Con­senso de Washington.

A veces sentimos que al va­so de los empleos, por ejem­plo, se le agotó el agua, pero no tenemos la suficiente informa­ción para hacer juicios y nos volvemos más pesimistas. Por un evento meramente acci­dental me encontré, no hace muchos días, en un parador, con Ulises Rodríguez. Ulises es alguien a quien conozco des­de que somos jóvenes -su ma­dre fue fundadora del partido al que pertenecí por más de 25 años, PQDC- y sé de su capaci­dad de entrega al trabajo y su vocación para restaurar, inclu­so, lo que en ocasiones se cree perdido.

Me dijo con entusiasmo que en PROINDUSTRIA, donde está como director, ya tiene im­portantes logros que mostrar. Al preguntarle que a qué se re­fería obtuve la información de que, de los empleos que se ha­bían perdido a causa de la pan­demia en el sector Zonas Fran­cas, se han recuperado ya la totalidad y se han generado unos seis mil más. Eso me lle­nó de regocijo, como también escuchar que, el Parque Indus­trial de La Vega, que parecía un cementerio, funciona a toda capacidad.

Y como honrar honra reco­nozco a Ulises Rodríguez que me haya permitido ver el va­so de los empleos medio lleno. ¡Enhorabuena!

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