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EL BULEVAR DE LA VIDA

La democracia dominicana en peligro

Podríamos co­menzar recor­dando la i can­ción que canta Danny Rive­ra: “Amar o morir”; solo que, por ser jueves, leído ya el In­forme Regional de Desarro­llo Humano 2021 del PNUD (que ha venido a enterar­nos de que al 68% de la po­blación dominicana no le importaría tener un gobier­no no democrático, siempre y cuando sea eficaz; o que el 63% cree que su país está gobernado para el interés de unos pocos); ante tales evi­dencias, es hora entonces de que la partidocracia nacional se ponga a hacer su tarea. No son versos: Lo peligroso de que un pueblo deje de creer en la democracia es que, a partir ese momento, esta­rá dispuesto a creer en cual­quier cosa. El Informe PNUD es una señal.

Como les decía el otro día, el gubernamental PRM tiene que unificar criterios y afinar bien la orquesta con su Pian­tini Luis Rodolfo; mientras el PFP tiene hoy la tarea del PRM en 2015: convertirse en una verdadera institución política, mientras el PLD debe enterar­se de que solo tiene un cami­no: Renovarse o morir.

Precisamente, renovar­se o morir, parece ser la can­ción que ha entonado recien­temente esa organización al designar a Juan Ariel Jiménez Núñez, como su vicepresiden­te. Este economista, exminis­tro de la cosa, con un compor­tamiento ético y profesional admirable en el desempeño de sus funciones, es el tipo de político, –técnico con visión so­cial–, que necesita cualquier organización de nuestra parti­docracia en apuros, y especial­mente lo necesita un PLD que acaba de salir del poder por unas ganas terribles de morir­se, que le entraron por aque­llo de tanto ganar siempre con Leonel o con Danilo.

Enfrentado a un gobierno con un presidente Abinader que disfruta de un gran apo­yo popular, el PLD ha comen­zado a recorrer la vía Appia de todos los tormentos con un Ministerio Público impla­cable como un banquero y, además, empoderado por ti­rios y troyanos.

Con la designación de Ji­ménez Núñez, los del PLD de­muestran que si bien no han comprado mi libro, sí han es­cuchado los tres consejos fun­damentales que lo componen: que también de éxitos puede morir un partido, que “lo mu­cho hasta Dios lo ve”, y que esa organización tiene ahora un solo camino: Renovarse o mo­rir. Mientras tanto, el Informe del PNUD acaba de regalarle a toda la sociedad dominicana la advertencia: La democracia está en peligro.

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