VIVENCIAS
El extraño diagnóstico de los vicios
Más que en otras épocas, se habla en ésta de una falta de conciencia, matizada por los arrebatos de inmoralidad que son aceptados sin remilgos. A esto se agrega, que todo el que reconoce que ha faltado queda absuelto de su falta y quien opta por destruirse alcanza permanentemente un extraño reconocimiento.
Diagnosticar los vicios es difícil, porque la sociedad está enferma. De ahí, que los vicios sean fiel reflejo de conductas extremadamente “permeadas” por la falta de un patrón de comportamiento ajustado a unos valores que sean guías permanentes en el diario vivir. Si se dificulta diagnosticar los vicios, es porque se ha desvirtuado un componente importante de las relaciones humanas: la sinceridad. Cuando alguien reconoce sus partes más vulnerables, hay una mayor posibilidad de hacer un diagnóstico correcto del accionar de un individuo.
Contrario a lo que se cree, los vicios tienden a profundizarse cuando la persona no se compromete a servir de “tubo de ensayo” que permita superar aquellas costumbres, que en modo alguno ayudan a un crecimiento espiritual. Un buen diagnóstico requiere de mucha paciencia, pero también de una comprensión y relación con quien esté afectado por cualquier conducta reprochable.