COLABORACIÓN
La respuesta es concientizar y educar
Ante la nueva ola de contagios por la Covid-19, que ha prendido las alarmas nacionales comienzan a asomar las propuestas, en general bien intencionadas, de prohibir accesos de impedir que la gente no vacunada pueda hacer esto o aquello, pero como siempre perdiendo de vista que, la fiebre no está en la sabana.
Lo primero que hay que recordar es que no todo el que al día de hoy no está vacunado, es el resultado de que no quiera hacerlo, el hecho cierto es que el gobierno y el gabinete de salud establecieron un cronograma, bastante lógico y razonable en funciones de las condiciones de vulnerabilidad, para la ejecución de este programa, los de mayor edad y los que tienen comorbilidades primero.
Fue apenas el 10 de mayo cuando se inició el proceso de vacunación masiva a todos los mayores de 18 años y si bien es cierto que durante la semana pasada no se registró la afluencia de personas deseada a los centros de vacunación, la realidad es que la gente ha estado acudiendo y en general el nuevo brote provoca, como ya se ve, un aumento en la cantidad de personas que ha estado acudiendo a esos centros.
Es necesario también información oportuna sobre el tiempo que debe esperar la persona que ya ha contraído la Covid-19 para vacunarse, si fue tratado con anticuerpos monoclonales o no.
El tema, por lo tanto, no es una resolución del Senado, tal vez, reitero, muy bien intencionada o una disposición de un alcalde como el de Santiago, todas las cuales pudieran entrar en contradicción con principios fundamentales de la ley y la Constitución en cuanto al ejercicio de la libertad individual, sino más bien, como hacemos para motivar a la gente a acudir a los centros de vacunación.
Lo que tenemos que preguntarnos en realidad es ¿qué podemos hacer para motivar al mayor número de personas a vacunarse? Tiempo habrá para las medidas restrictivas a quienes no lo hagan.
En esta época de tanta tecnología uno se pregunta por qué no se ha diseñado y puesto en marcha un programa que permita a la gente saber en tiempo real desde su celular o computadora, sobre todo en los grandes centros urbanos del país. ¿Qué centro de vacunación le queda más próximo? O incluso hasta cu+al está menos congestionado, ¿Es eso tan difícil o costoso? No lo sé, lo que sí es cierto es que es el tipo de cosas que puede ayudar.
A sabiendas de que una parte importante de la gente que genuinamente se resiste a ser vacunada lo hace al amparo de creencias religiosas. ¿Por qué no se inicia a través de las iglesias evangélicas y católicas una gran jornada de concientización, un programa para que ellos sensibilicen a su feligresía y más aún para responder a las preocupaciones de los más escépticos?
Pongamos en marcha mecanismos creativos para la movilización social en torno a las vacunas.
De eso es de lo que se trata, de generar los mecanismos de movilización social para motivar a la gente a vacunarse.
Si así se hace, veremos que en un tiempo razonable la mayor parte de la población habrá acudido a recibir su vacuna y entonces, solo entonces, tendremos que pensar en medidas restrictivas para el tres o cuatro por ciento que siga desafiando toda lógica con relación a las vacunas.