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EL BULEVAR DE LA VIDA

La mejor forma de decir

Años hace, la gestión del ministro de agricultura era determinada por la bíblica bendición de la lluvia.

En el caso de los alcaldes, su éxito o fracaso dependía de su capacidad de mantener limpio el municipio; después de la insuperable gestión de José Rafael Lantigua al frente del Ministerio de cultura, la valoración del ministro de la cosa depende -en lo fundamentalde su buen (o mal) desempeño en la organización de la Feria Internacional del Libro.

Igual que en los casos antes citados, tres ítems serán determinantes llegada la hora de los ciudadanos valorar la gestión de gobierno del presidente Abinader: El manejo de la pandemia; la disminución del desempleo y la protección a los sectores vulnerables siempre con estabilidad macroeconómica; y la lucha contra la impunidad para frenar la corrupción.

Posiblemente, la comprensión de ese desafío es lo que explica la decisión del Presidente Abinader de asumir directamente los trabajos del Gabinete de Salud, sus campañas y sus duras decisiones, otorgándole de este modo un mayor carácter de Estado del que ya tenía y era mucho.

Y para completar unos días de buenas nuevas, el ya relativamente joven amigo Eduardo “Yayo” Sanz Lovatón y su equipo en la Dirección General de Aduanas acaban de anunciar que en apenas nueves meses han logrado disminuir el proceso de despacho de la mercancía general de 6 días y 20 horas a tan solo 24 horas, lo que nos acerca a la meta de convertir al país en el centro regional de todo el comercio internacional de nuestra región, que, oiga Usted, algo bueno ha de tener el ser geográfica y políticamente la entrada al nuevo mundo, ¡ay! la soleada frontera de todos los imperios.

Entonces, si en nueve meses y 17 días con sus noches en la Dirección de Aduanas han reducido el tiempo de despacho de las mercancías, han aumentado las recaudaciones y disminuido los gastos ¡y todo en medio de una jodida pandemia de M que no es de martes!, esto quiere decir que en esa institución alguien está haciendo lo que tiene que hacer, y que es, además, la más útil y fructífera manera de servir al país como funcionario público, ayudar a su presidente amigo, y de paso avanzar como dirigente político, que así se compone un son, en fin, que José Martí siempre tuvo razón: la mejor forma de decir es hacer.

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