EN POCAS PALABRAS
La visión Biden con AL
Con llegada de Joe Biden a la Casa Blanca podrían soplar vientos favorables para la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe. El asesor para los asuntos del hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) Juan González adelanto que la administración demócrata se enfocará en sus relaciones con la región en tres aspectos cardinales. Estos son: la seguridad hemisférica, el fortalecimiento del sistema democrático y el mejoramiento de las condiciones de vida de la clase media. Uno de los problemas más espinosos que enfrenta Biden es el flujo de migrantes ilegales hacia la frontera de Estados Unidos con México. Miles de ciudadanos de Guatemala y Honduras, incluyendo mujeres y niños huyen de las condiciones de pobreza e inseguridad que afecta a esas naciones, principalmente en el llamado “Triángulo Norte”, que integran, Guatemala, El Salvador y Honduras. Exteriorizaba Juan González, que la pasada administración de Donald Trump concentró su política exterior hacia la región en solo tres países, Venezuela, Cuba y a veces Nicaragua. Los tres países gobernados por regímenes de izquierda son parte del circuito Caracas-La Habana-Managua, y se podría colegir que Washington, pondría en marcha una estrategia de negociaciones concéntricas hacia Miraflores confeccionando un bajadero político concertado gobierno-oposición con apoyo internacional; el desmonte del embargo económico y financiero impuesto en 1962 a Cuba; y exhortar al régimen sandinista de Ortega-Murillo, celebrar elecciones libres y democráticas. Naciones sudamericanas como Brasil, Colombia, Ecuador, Uruguay, Chile y Paraguay, tienen ahora gobiernos inclinados al centro derecha. Bolivia con el regreso al poder del Movimiento al Socialismo (MAS) y el peronista Alberto Fernandez, en Argentina, éstos buscarían con Washington una relación de mejor entendimiento, cooperación y apoyo financiero a sus economías. Con las naciones caribeñas, Washington continuaría fortaleciendo la seguridad subregional, la prevención y asistencia en desastres naturales y promover mecanismos financieros para incentivar flujos de inversiones y fuentes de empleos vía los “nearshoring” a las economías insulares, estimulando una mayor conectividad integracionista para la formación de economías de escala en el archipiélago antillano.