ORLANDO DICE...
Pendiente, en turno
La impresión es que los senadores (el tema salió de la Cámara de Diputados) prefieren mantener en el limbo el Defensor del Pueblo que no nombrar a un independiente.
El problema no sería tanto el independiente como dejar sin efecto los tratos que se suponen por debajo de la mesa.
Escoger entre tres es lo más fácil del mundo, y esos tres están en el tapete desde que empezó el escrutinio, de manera que el impedimento no es de tiempo.
Aunque no se sorprenda nadie, si cuando menos se espere, deciden el asunto, pues no sería la primera vez, ni la última.
Lo interesante del caso es que viene en camino otro de esos trances de seleccionar presidente y miembros de organismo.
Una de las llamadas Altas Cortes: el Tribunal Superior Electoral, encargado de todo lo contencioso, aunque necesitado ahora mismo de árbitro.
Como dirían en la calle: se están matando. Y es interesante la contienda pues se da entre titulares y suplentes.
O más bien un suplente que al decir de sus compañeros de pleno sacó las uñas una vez llegó al cargo, y ahora huelen donde antes guisaban.
El período debió haberse cumplido esta semana, pero el cálculo oficial es que será en julio. Los incumbentes tienen, por tanto, dos o tres meses para descalificarse.
Como quiera, y cuando sea, todos se irán, pues cambio es cambio, y los méritos se pierden cuando se rebaja la dignidad del órgano. Si lo que resta es poco ¿por qué no se habla del TSE, o se empiezan a barajar perfiles, o a sonar nombres de aspirantes?
Tampoco se vislumbra una convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura, y ni siquiera la sociedad civil tan golosa inicia posicionamiento.
Apremio no hay, y es raro, pues ni las ocasionales denuncias en un país político que vive entre conspiraciones, y si se nada o bucea, siempre en aguas turbias para que no se vea el fondo.
Aunque sí descartado cualquier interés de los actuales mandatarios o del partido en el poder. Excluirse es su mayor virtud.