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Arte, cultura y previsibilidad en el universo Kleinrock

Múltiples disciplinas incluyen, en los abordajes teóricos y pragmáticos-tecnológicos de sus campos de estudio u operación, cuestionarios sobre la previsibilidad.

Se trata de un acercamiento que permite cualificar el objeto en su esencia, conocer de él en sus articulaciones y resultados posibles.

La visión articulada en tal indagatoria resulta, indefectiblemente, en un anclaje de valor estratégico.

No importa la disciplina desde la cual la realidad y sus múltiples ámbitos sean abordados filosófica, gnoseológica o tecnológicamente, descifrar su esencia íntima, invariable, incrementa los grados de confianza y certeza en la definición de un patrón de interrelación con ellos, frente a ellos o a su alrededor.

Sea en Economía, Filosofía, Química, Física o cualquier otra disciplina, la activación de la mirada informada sobre un campo específico en un momento dado termina premiando con el conocimiento inestimable sobre su comportamiento “a futuro”, a esperar, “previsible”, esto es con mayores probabilidades de ocurrir.

Este tipo de mirada también es de sumo valor para el análisis de las artes, un mundo diádico que integra voluntad y resultado, es decir artista y objeto.

La previsibilidad, sin embargo es posible cuando el artista, asumido como campo de estudio, ha definido un recorrido significativo, una ruta, que se define por la cantidad, tipo y calidad de las obras de arte producidas.

Los rasgos distintivos de tal ruta definen, entonces, un grado dado de previsibilidad en torno a él. Vale decir, permite esperar que describa una ruta específica en su recorrido.

Excepto en el caso de Picasso, cuya obra es absolutamente una constante negación de los recorridos, pocos artistas impresionistas, post impresionistas, vanguardistas, contemporáneos, figurativos, pop u abstractos, pueden exhibir una ruptura de sus rutas tan intensa.

En la mayoría de los artistas predomina una previsibilidad signada por el auto referencialismo, esto es por la relativamente alta invariabilidad de sentido, valor y significado de las rutas recorridas en su ejercicio y resultado.

El mundo del arte valora esta invariabilidad como un poderoso determinante del estilo y, también, como una derivación estética a niveles de la artesanía. La alta invariabilidad y persistencia de la tipología formal y conceptual en la obra de arte terminan arrasando con el carácter exclusivo que desde todos los ángulos se exige a la producción artística.

La primera tesis derivable de tal afirmación es que a mayor invariabilidad formal y conceptual, mayor permanencia del productor de arte en las rutas recorridas y, por consiguiente, en su “área de confort”. La previsibilidad, lo que se espera del artista, es por tanto densa, restando tesitura a las experiencias posibles de obtener frente a sus “creaciones”.

Adicionalmente, tendríamos otra modalidad de previsibilidad y la llamaremos extra referencial.

Esta resultaría de la confrontación de los recorridos y resultados de la producción de un autor contra los de sus entornos geográficos culturales inmediatos, mediatos y distantes.

Peña Defilló, en una sinceridad espantosa, escribió al respecto, alertando sobre lo derivativo de los actos humanos.

Es por tanto, esta previsibilidad extra referencial la que nos informaría el nivel de derivación de una propuesta artística respecto a las ya conocidas, conocidas medianamente, vigentes en los entornos indicados, con cierto grado de difusión o invisibilidad u opacidad.

En estos casos, la determinación del grado de previsibilidad propio de las propuestas presumiblemente artísticas deviene uno de los ejercicios más retadores de la caracterización y valoración del arte en un mundo en el cual poderosos intereses económicos inciden sobre los mercados de estos bienes con capacidad de imponer tasaciones con la pretensión de que expresen un idéntico valor cultural.

Es una tipología de mirada/cuestionamiento obligatoria a aplicar sobre el arte y los “artistas” que a diario se nos presentan como “los más cotizados” porque continúan o recuperan para el entorno cultural el precepto sobre el cual Napoleón fundó los museos: extravagancia y rareza.

De manera que esos dos valores son también previsibles, por lo cual los resultados anclados conceptualmente en ellos pueden ser interrogados con mayor detenimiento, para descubrir en qué medida es posible discernir e identificar patrones recurrentes de auto referencialismo y extra referencialismo previos, inmediatos o mediatos. Esto es establecer en qué grado el producto estético es auto o extra derivativo o, incluso, relativamente serial.

La primera de las tareas se puede abordar desde entornos accesibles con un grado de eficacia mayor que la segunda. La producción artística de hoy es tan vasta y, de hecho, tan desconocida universalmente que los vínculos derivativos que un artista pueda establecer con sus obras o las de otros creadores no son tan inmediatamente discernibles. La amplitud informativa de hoy ha formado, también, densas capas de opacidades.

Este postulado adquiere mayor vigencia cuando, por ejemplo, las producciones artísticas de lugares fuera del foco del interés cultural mundial son tomadas como materia prima y referencias por autores de naciones con importantes grados de atención sobre ellos. O viceversa.

Toda valoración analítica del arte y sus productos deviene, en medio de la galaxia Kleinrock, altamente relativa y circunstancial.

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