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Falta una cultura ética

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Preparar a este país para que el funcionario público y el simple ciudadano se identifiquen más con una cultura real de valores, donde prime la responsabili­dad, el cuidado por lo ético y el respeto por lo ajeno, nos va a tomar mucho tiempo y esfuer­zo como nación. De seguro, mucho más del relativo a un periodo gubernamental y el de una generación, simplemente porque al mal se le ha dejado tomar demasiado cuerpo.

Por la ausencia de una voluntad política se­ria y la falta mecanismos fuertes de control y de sanción al manejo incorrecto de los fondos públicos, generalmente los hechos indebi­dos de funcionarios inescrupulosos - que ca­si siempre los hay - se descubren o persiguen cuando un gobierno termina y llega una nue­va administración.

Y no tiene que haber retaliación, bas­ta con que la gente, los “cariños” y las in­tenciones por limpiar la casa y hacer las cosas bien cambien de cabeza. Porque si hay complicidad superior o la intención de “dejar pasar y dejar hacer”, entonces ca­bria aquello de que “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. Así, lo mal hecho o el relajo con los fondos públicos nunca se va a ver, aun cuando el “tufo” afuera no se aguante y las “indelicadezas” de gente cer­cana a de quien gobierna, por el afecto o por la sangre, sean un secreto a voces (¿). Recuerde la famosa pregunta en su mo­mento de Danilo Medina, viral en las redes: “¿pero cuál corrupción?”. Y a penas se ins­talo Luis Abinader y su prometido “cambio” para que un escandalo a nivel de las llama­das EDES comenzara a “dar corriente” y, a partir de ahí, ya vemos como los casos An­ti-Pulpo y Coral, entre muchos otros a los que el Ministerio Público da seguimien­to, “pican y se extienden” (¿). Lo que está a la vista no necesita espejuelos y el PLD y el equipo desplazado del poder no pueden hacerse los suecos. Mal, muy mal, hacen en recurrir a la manida excusa de la persecu­ción política y de que hay intención de “da­ñar la obra de Danilo” (¿cuál obra?), a fin de ocultar la “incompetencia” del nuevo gobierno.

Al PLD, mal visto y muy mal parado, solo le queda pedir respetar los procedimientos y los derechos de los encartados en escándalos de corrupción. Si los casos son personales, al Partido, para preservarlo, no deben llevarlo a meter la mano en la candela por malandri­nes, que deben pagar por sus hechos y devol­ver lo tomado sin ser suyo.

Con el freno a la corrupción hay que dar urgentes y contundentes ejemplos. Abinader dice no tiene vacas sagradas y da buena se­ñal, pero eso de que el Código Penal baja la pena de diez a tres años y sin incautar bienes es mal augurio. ¡Arreglen eso!

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