MI TURNO
Las vacunas: luz al final del túnel
La población mundial ha sufrido los embates de una pandemia que ha cobrado la vida de casi 3 millones de seres humanos, siendo nuestro continente americano el más afectado.
Sin embargo, la humanidad nuevamente se ha puesto de pie, se ha levantado con su maravilloso ingenio, su increíble capacidad de lucha y su gran sentido de sacrificio para enfrentar al Covid-19 y lograr vencerlo. Ha encontrado las fórmulas adecuadas para inmunizarnos del virus y lograr un nivel tal, que reduzca su capacidad destructiva y mortal a una mínima expresión.
Sin embargo, llama asombrosamente la atención, que ante esta difícil situación, resurjan grupos que promuevan la no vacunación, recreando todo un movimiento antivacunas, que ha existido desde el mismo surgimiento de ellas. Tuvo gran auge e incidencia hace más de un siglo en contra de la inoculación de la terrible enfermedad de la viruela. Estos colectivos basan su campaña de oposición en diversos criterios de débil sustentación, desde lo religioso, pasando por lo sanitario, hasta llegar a lo político o científico.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la resistencia a las vacunas es una de las diez principales amenazas a la salud global y es en la población más empobrecida y con menor escolaridad que este tipo de información tiene mayor efecto.
En la República Dominicana hemos sido protagonistas de un proceso de vacunación efectivo, ordenado y ágil por parte de un gobierno muy dinámico y enfocado que ha contado con la colaboración de una ciudadanía consciente y dispuesta. La negativa de los temerosos o escépticos ha ido cediendo y la casi nula aparición entre nosotros de activistas antivacunas, nos han ayudado a continuar con nuestra tradición de jornadas exitosas de vacunación.
No compartamos “información” que desinforme ni nos dejemos llevar del impulso de un clic que nos haga corresponsables de más sufrimiento. Por el contrario, esforcémonos más para que sigamos constituyéndonos para el mundo en todo un modelo a seguir.