PENSANDO
Oh envidia
Las conquistas generan envidia cuando se camina hacia metas logradas profesionalmente, observando la caída de comerciantes de la codicia.
No hay manera de que puedan abandonar sus vanidades, se mantienen alimentando un ego que solo encuentra aceptación en sí mismos, como resultado de las propias manipulaciones que sustentan sus apetencias.
Se debaten dentro de sus falsos honores de títulos y grandezas que provocan indignación.
Cuando te ofrezcan la fortuna que creen poseer, con sabiduría recházala despojándote de ese traje, sobre guardando la integridad.
El verdadero valor de las cosas no tiene precio, como el legado de Duarte, que abrigó el honor sin envidiar la felicidad de los demás, ya que la prosperidad se eleva en la generosidad del virtuoso.
El periodista que vende sus principios en los mercados refugiándose en la falsía, es como el buitre voraz que se harta de sus propias miserias; en cambio, el servidor público que proporciona bienestar y seguridad a su pueblo, recibe la bendición en los campos fértiles del trabajo digno.
¡Oh envidia, que vagas en las oscuras profundidades, en ti recibimos la enseñanza de elegir un mejor camino de realizaciones y superación!