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CONTANDO LOS HECHOS

A la escalera del éxito no se sube solo

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Recién insta­lado el go­bierno del presiden­te Antonio Guzmán en agosto de 1978, yo publiqué un es­pacio pagado de media página en los tres perió­dicos de la tarde: El Na­cional, Última Hora y La Noticia, donde se­ñalaba que bajo ningu­na circunstancia estaba dispuesto a aceptar una posición en el nuevo go­bierno, de manera que aquellos que sintieran que yo podría obstaculi­zar su llegada a uno de esos puestos entendie­ran que me podían dejar tranquilo, ya que a tra­vés de este señalamien­to me declaraba no dis­ponible.

Al día siguiente, a media mañana, reci­bí una llamada de don Héctor Inchaustegui Cabral, asistente per­sonal del Presidente, diciéndome que el Pre­sidente me quería ver. Le pregunte: ¿a qué hora usted cree que de­bo ir? Y él me contes­tó: “Ellis, ponte un flu y coge para acá”. El presidente Guzmán, al recibirme en su despa­cho, solos los dos, con un semblante adus­to, me impregnó, ¿Por qué usted publicó eso ayer? Al explicarle con detalles específicos, su semblante fue cam­biando hasta que se suavizó. Creo que en ese momento quedó marcado mi futuro con él. Dirigí la oficina do­minicana de Informa­ción Turística en Nue­va York, por cerca de año y medio, hasta que el doctor Rafa Cáceres, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, me llamó un día y me di­jo, Ellis, el presidente Guzmán quiere hablar contigo, sugiero que te traslades lo más pronto posible a Santo Domin­go, tan pronto llegues me llamas. Así lo hice y sin pérdida de tiempo el Presidente me reci­bió en su despacho. Al terminar nuestra con­versación, me dijo: Lo voy a nombrar Secre­tario de Estado de Tu­rismo. Así lo hizo al día siguiente. De buenas a primeras, yo escalaba en la más alta función pública a la que se pue­de llegar en el gobier­no, a través de un de­creto; se establecía el más alto parámetro de mi persona.

No dejo de recordar que el presidente Guz­mán recibía a los Secre­tarios de Estado, sema­nalmente, al Secretario de Turismo su cita le to­caba el día martes. De tener algo urgente po­día solicitar otra cita, sino, dejarlo para la se­mana siguiente.

Cuanta clase y ente­reza me llegó a demos­trar el Presidente Anto­nio Guzmán, siempre le agradeceré y recordaré. EPD

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