EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD
Producir nos salvará: hacia un semi capitalismo de Estado
En medio de policías asesinos y causales del aborto, dos hechos se reciben en el alma queriendo construirla y desgarrarla.
Primero: la conclusión de la toma del Sistema Dominicano de la Seguridad Social por el gobierno PRMista, al designar al doctor Jesús Feris Iglesias en la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril).
Se trata de un epidemiólogo acreditado en los sistemas educativos y de salud nacionales. De un político de los que vienen escaseando: se echan encima tareas por las que no obtendrán frutos más que la satisfacción ante el deber cumplido a favor de su organización. Con gente que se mantiene así, el país puede refundarse.
Sin embargo, tanto peso profesional y calidad humana no son, exactamente, los dones mejor valorados por una política cuya cultura prefiere los miserables y tontos útiles, algunos acusados ayer de corrupción y “liberados”, y los otros acusados hoy en el caso Odebrecht por “sus” actos corruptos que realmente pertenecen a sus jefes políticos, pues se confesaron prestanombres protegidos bajo el eufemismo de tesoreros u otros cargos de las organizaciones y ejecutivos en el poder.
En tal cultura política, la corrupción emana de las organizaciones y los liderazgos; crece como hiedra la intolerancia a la integridad y profesionalidad y el compromiso de actuar desde el Estado como servidores públicos queda reservado a excluidos y burlados.
Ser excluidos, entonces, es honra. Integrar la corruptela, un escarnio.
En ese entorno, en que el SDSS a través de la Sisalril deberá enfrentar las realidades derivadas de los “incrementos” nominales de cápitas, pagos a Prestadores de Servicios de Salud (PSS) y coberturas en medicamentos de los que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumulado desde siempre ríe a carcajadas, acompañado de pérdidas intensas del poder adquisitivo del signo monetario, se recibe la otra noticia, como rayo de desesperanza: $1 billón de pesos de deuda nacional tendrá que ser pagado entre el 2023 y el 2026.
Economistas destacados han señalado, sin pelos en la lengua y en un lenguaje directo, cortante y documentado, la necesidad de una reforma tributaria integral que quienes contribuirían más objetan, por la tradición festiva y onerosa de funcionarios y gobiernos corruptos e irresponsables en el manejo de los recursos del Estado.
El actual gobierno “ochomesino” ha dado muestras, en su ejercicio breve, de que en el gallinero palaciego canta otro gallo; que la pava no pone donde ponía.
Subestimándolo, varios ex-funcionarios de primer orden cayeron, por ilegalidades, meter la mano o intentarlo.
Sin embargo, la política no matará el hambre; sin producción, expedito es el camino hacia el fracaso. Producir enriquece las naciones dijo Adam Smith.
Preguntamos, ¿contamos con funcionarios de alto rango deseosos de invertir su tiempo y energías para que el gobierno produzca riquezas colectivas?
El desarrollo capitalista dominicano está en riesgo de colapso, de venir abajo.
Ante tal presagio económico, nuestra propuesta es simple: reforma fiscal para avanzar hacia un semi capitalismo de Estado, a producir los bienes que más importamos.
Y cuando esas empresas sean rentables, ponderar si procede venderlas al sector privado