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2020: pese a Kleinrock, la galaxia Gutemberg creció en USA

El ciberespacio, el universo Kleinrock, luce ansioso respecto a la “necesidad” de caída de la galaxia Gutemberg.

Pese a ello, sin embargo, el libro se resiste a caer y, contrariamente a lo esperado, incrementa, al menos en los Estados Unidos.

Por doquier que usted navegue en el entorno digital del ciberespacio, se augura un pésimo futuro a las industrias de impresos; continuará perdiendo peso en la cultura y el consumo y, consecuentemente, en la publicidad, se dice.

Publicidad parece ser el término mágico que resuelve el acertijo. En términos globales, es mediada por los grandes buscadores y las redes sociales.

En las oficinas del universo Kleinrock se esperaba que el libro impreso hubiese muerto. E, incluso, que la Internet y su formato *.PDF lo habrían sustituido definitivamente, especialmente a causa de la pandemia.

Igual pronóstico se hacía sobre la TV.

Ha resultado lo contrario.

En los Estados Unidos, según investigadores de mercado de NPD Group —citados por Porter Anderson, de la revista “Perspectivas de publicación”— entre diciembre del 2019 y 2020 la venta de libros creció 8.2%. Un resultado empujado por el consumo hecho por los jóvenes. En términos totales, el consumo de libros en ese país totalizó 751 millones de unidades. Respecto al 2004, representa un crecimiento del 15.72%.

El autor informa que “El crecimiento se produjo (…) en todas las principales súper categorías, incluidas las de no ficción para adultos, juveniles y adolescentes”. Y que fue empujado “en gran parte por el consumo de libros políticos” y “títulos sólidos sobre temas de raza en América”. “Una tierra prometida de Barack Obama había vendido 3.32 millones en todos los formatos en Canadá y Estados Unidos”. Alcanzando 8.1 millones de copias impresas.

La ficción juvenil —segunda categoría más importante— alcanzó el tercio de las ventas, 11% —18 millones— de libros en el 2020.

La categoría dominante, sin embargo, fue la “no ficción para adultos”. Esta incrementó 4.8%, es decir en 14 millones de unidades.

Este desenvolvimiento corresponde a una economía donde uno de cada cuatro libros vendidos al año se adquiere durante las vacaciones.

Esta información nos revela un estado determinado de la cultura, dada como hábito de lectura. Leer se descubre como ejercicio de placer-saber-entretenimiento.

Suplido por una industria y sistema educativo que empujan y sostienen esos valores, invirtiendo en ellos. Que al velar por su vigencia, robustecen sus perspectivas de sobrevivencia.

Datos significativos ante los intentos de imponer camisas de fuerza digitales a la lectura —incluyendo la docente de todos los niveles— en que navegan intereses sin tradición de compromiso con la enseñanza ni con la cultura.

Debemos insistir en que, entretanto se afirma que el consumo de medios impresos (periódicos y revistas) declina en la República Dominicana, sobreviven aquí medios gratuitos cuya circulación no ha sido afectada en proporciones similares, pese a que el cuestionable paradigma de supremacía de la publicidad digital se asume irreflexivamente, sin observar cuántas corporaciones mundiales optaron —nada más que durante la pandemia de la Covid-19— anular sus anuncios en las redes sociales.

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