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FUNDACIÓN SALESIANA

Me arrebataron de la calle

Así resumía su experiencia una persona acogida ha­ce años en el Programa Yo También pa­ra la reinserción educativa y familiar de muchachos en situación de calle: “A mí me arrebataron de la calle y ya ven soy una persona hecha y derecha. Se me hizo difí­cil dejar la calle, pero lo lo­gré”.

Fue en 1990 cuando se inició esa experiencia de apoyo a quienes no tuvie­ron otra opción que lan­zarse a vivir en la calle, co­miendo de lo que a otros les sobra o botan, bañándo­se si pueden y durmiendo en las aceras o cuevas del malecón; a veces oliendo cemento.

Más de 3500 mucha­chos han estado integra­dos al Programa Yo Tam­bién, la mayoría de los cuales han vivido en la Casa de Acogida, reserva­da para ellos en el Barrio San Carlos. La labor al­truista de jóvenes colabo­radores, que han guaya­do la yuca trabajando las veinticuatro horas del día, ha hecho posible este mi­lagro de solidaridad.

En esta historia de amor, Don Bosco estuvo presen­te desde el principio, so­bre todo inspirando con su pasión apostólica y condu­ciendo la transformación de los muchachos a través del Sistema Preventivo, fundamentado en la razón, el amor y la fe.

El Programa Yo Tam­bién ha pasado ahora a ser auspiciado por la So­ciedad Salesiana, lo que le permitirá seguir garanti­zando una respuesta posi­tiva para quienes han sido siempre los privilegiados de Don Bosco: los mucha­chos más abandonados.

La grandísima mayoría de quienes han sido acogi­dos en este programa son hoy gente de bien. Baste pensar, como muestra, en los siete jóvenes que desde hace tiempo están al frente de la emisora Radio Juven­tus Don Bosco, como téc­nicos en radiodifusión di­señadores de página WEB, control master, locutores.

Ni hablar de quienes se han preparado académica­mente en la universidad, logrando metas jamás pen­sadas. Al momento de es­cribir estas líneas, dos de ellos preparan su gradua­ción universitaria en las próximas semanas.

Este programa ha acogi­do también desde el princi­pio, sin acepción de origen, a jovencitos haitianos, mi­grantes a destiempo, debi­do a la dureza y limitacio­nes que se vive más allá de la masacre.

Es un programa en el que el presupuesto anual lo diseña la Providencia Divi­na, al estilo de Don Bosco, para cubrir los gastos que se multiplican a empujo­nes. Es un programa en el que se demuestra que de a poquito se le puede arre­batar a la calle los menores abandonados, haciéndoles gustar el sabor de una fa­milia a quienes no tuvieron la oportunidad de gozar de un hogar.

Mientras el mundo se entretiene con temas sin sentido, el Programa Yo También continúa arreba­tándole a la calle los mu­chachos más abandonados, ofreciendo a la sociedad un humilde, pero hermoso gesto de amor solidario.

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