Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

POLÍTICA Y CULTURA

¿Quiénes mataron a Kennedy?

El presidente Jo­hn Kennedy suscitó una gran esperan­za al ganar las elecciones presidenciales en Estados Unidos en no­viembre de 1960. Encarnó una escuela de pensamien­to vinculada a la facultad y la tradición liberal norte­americana, contrario a los intereses confrontativos y conservadores del Partido Republicano. La Adminis­tración del saliente presi­dente Eisenhower le dejó dos encargos a ejecutar, la muerte del dictador Truji­llo en Santo Domingo y el derrocamiento del gobier­no revolucionario de Fidel Castro en Cuba. Para ello las directrices emanadas del polo hegemónico im­perial eran taxativas e ina­plazables. Trujillo, antiguo aliado de la política estado­unidense en la lucha fron­tal contra el comunismo ruso, sobre todo después de la recomposición polí­tica y militar de la Segun­da Guerra Mundial, forja­do militarmente durante la ocupación de los “marines” en el período 1916-24 del siglo pasado, se hubo de proclamar el “Primer anti­comunista de América”, no sin antes, en el interregno 1937-41, haber coquetea­do ostensiblemente con el Eje Nazi fascista. Trujillo se convirtió en un incordio indeseable para la lucha democrática del continen­te. Prepotente y abusador se arrogó funciones y deci­siones que extralimitaban su jurisdicción en la zona del Caribe y Centro Amé­rica, incluso interviniendo groseramente en otras na­ciones y en la propia Nor­teamérica, como lo definió el periodista German Emi­lio Ornes Coiscou, al cali­ficarlo como “un pequeño César del Caribe”. El Ge­neralísimo puso y quitó go­biernos en el área, mató y atentó contra las vidas de mandatarios e intervino en acciones delincuencia­les en el propio territorio de Estados Unidos. El otro plan debidamente elabo­rado por el presidente Ei­senhower era la invasión a Cuba para extirpar la amenaza que representa­ba para Estados Unidos, la existencia de un gobierno comunista a 90 millas de su territorio. Resulta que Kennedy no cumplió ínte­gramente con ninguna de las dos encomiendas. En el caso de la muerte de Tru­jillo, retiró días antes to­da protección y participa­ción directa de la Agencia Central de Inteligencia CIA en el ajusticiamiento, aun cuando sus agentes llega­ron a entregar armas a los conspiradores, se desligó por escrito de toda asocia­ción del Gobierno de Esta­dos Unidos en ese hecho. El pretexto argüido no ca­recía de lógica, después del fracaso estrepitoso de la invasión de Playa Girón a Cuba, Estados Unidos no podía aparecer asociado al asesinato de Trujillo con la incertidumbre del vacío de poder que podría crearse en Santo Domingo. Ken­nedy no cumplió con la se­gunda parte del apoyo a la invasión a Cuba de los exi­lados, dejándolos a mer­ced de las fuerzas de Cas­tro. Kennedy concebía la experiencia dominicana de 1963 con Bosch como una vitrina democrática del Caribe, donde apoya­ría reformas para contra­ponerla a la revolución cubana, de ahí la creación de “La Alianza para el Pro­greso”, y de ahí el respaldo de los líderes demócratas del área como Betancourt, Muñoz Marín, Figueres. Matar a Kennedy fue un objetivo logrado de la ma­fia, el sector conservador, los cubanos exiliados y la CIA, quienes lo veían co­mo un traidor. El sucesor de Kennedy no tenía nada que ver con el pensamiento de Kennedy. Johnson era su adversario interno y re­presentaba el ala conserva­dora a ultranza del Partido Demócrata.

Tags relacionados