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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Día Mundial del Agua

El agua es funda­mental para la agricultura, la in­dustria, el trans­porte, la produc­ción, la generación de energía, la salud, la vida y el desarro­llo sostenible inclusivo. Su de­manda aumenta cada día y su importancia es vital para la su­pervivencia humana.

En el año 2010 la Asam­blea General de Naciones Uni­das, mediante la Resolución 15/19, reconoció por prime­ra vez el derecho humano al agua y al saneamiento, con­signando que “el agua pota­ble pura y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos huma­nos”. Los países suscribientes de esta resolución se compro­metieron a proporcionar los recursos necesarios para apo­yar la capacitación e introdu­cir recursos tecnológicos para asegurar a su población el ac­ceso a agua limpia, accesible y asequible para todos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul­tura (UNESCO), en las dos ul­timas décadas (1990-2020) se ha evidenciado un progre­so significativo, ya que más de 2 mil 300 millones de per­sonas lograron acceder a me­jores fuentes de agua potable. Sin embargo, a pesar de esta cifra, más de 700 millones de personas en el mundo no tie­nen acceso a agua potable que le garantice una vida sana. Se estima que de 2 millones 300 mil personas que mueren cada año, cerca de 400 mil (17%), están vinculadas al consumo de agua contaminada.

Mejorar estos indicadores es fundamental para alcan­zar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Uni­das al año 2030. Para lograrlo es indispensable trabajar en la educación hídrica.

La educación hídrica es uno de los temas asumidos por la UNESCO, dentro del capítu­lo denominado Programa Hi­drológico Internacional (PHI). Su finalidad es promover el co­nocimiento científico a través de la capacitación de especia­listas hídricos, responsables de tomar decisiones para im­plementar políticas publicas. Implica, además involucrar a los medios de comunicación en los temas relativos al agua, de manera que su poder de influencia esté al servicio de orientar a la población sobre a la problemática del agua.

El gran desafío es la capaci­tación de los recursos huma­nos adecuados, que permitan multiplicar los programas de formación en materia de agua y saneamiento. Para lograr es­te propósito, la UNESCO creó en el año 2002 el Instituto UNESCO-IHE (Instituto para la Educación relativa al Agua), que ha venido desarrollando programas de maestrías en co­ordinación con centros acadé­micos de altos estudios de paí­ses en desarrollo, con más de 20 especialidades; ha impac­tado el nivel de educación me­dia y superior, promoviendo programas inter-disciplinarios e iniciativas de investigación en materia hídrica; y ha dise­ñado programas de educación hídrica para niños y jóvenes, con la intención de que se in­troduzca en los programas de estudios de educación prima­ria, los aspectos relacionados con la educación hídrica en las escuelas.

Por iniciativa de la Organi­zación de las Naciones Uni­das (ONU), en la Conferencia Sobre Medio Ambiente y De­sarrollo de Rio de Janeiro ce­lebrada en 1992, cada 22 de marzo se celebra el Día Mun­dial del Agua. Cada año, se escoge un lema distinto para recordar la relevancia de es­te líquido tan vital. El Secreta­rio General de la ONU, Antó­nio Guterres a propósito de la reciente celebración, ha anun­ciado que el lema de este año será “Valoremos el agua”, e in­dica que “El agua tiene un va­lor profundo y complejo. No hay aspecto del desarrollo sos­tenible que no dependa fun­damentalmente de ella.” Ex­plicó que si seguimos el ritmo actual, no se garantiza que “al 2030 todo el mundo tenga ac­ceso al agua y el saneamiento, como se establece en el Objeti­vo de Desarrollo Sostenible 6”. Esta afirmación coincide con lo planteado por la UNESCO, que prevé que en un escena­rio similar, al 2030, el mundo se enfrentará a un déficit del 40% de agua.

Para evitarlo, es fundamen­tal asumir la posición que re­cientemente ha expresado el Papa Francisco, sobre regular el acceso al agua potable en el Planeta, en un comunicado enviado a la agencia de las Na­ciones Unidas que lidera el es­fuerzo para erradicar el ham­bre (FAO): “Es urgente una cobertura jurídica vinculante, un apoyo sistemático y eficaz para que a todas las zonas del planeta llegue, en cantidad y calidad, el agua potable”. Hay que “trabajar para terminar con la contaminación de los mares y los ríos, de las corrien­tes subterráneas y los manan­tiales”, promoviendo cambios en los estilos de vida. El Pa­pa ha hecho una invitación al mundo vivir “con sobriedad” y poner en práctica la solidari­dad, de manera que podamos utilizar el agua de manera ra­cional.

Todos los Estados deben crear las condiciones jurídi­cas para lograrlo, ya que tal como ha expresado el Pon­tífice, existe un gran “riesgo de contaminación de los ali­mentos y de propagación de enfermedades infecciosas, que afectan al estado nutri­cional y a la salud de las per­sonas” y eso se debe a “ la mala calidad del agua utili­zada en su producción, pro­cesamiento y preparación”. Garantizar agua de calidad es indispensable para la vi­da, la salud y la riqueza. Para lograrlo hay que proteger el planeta. Proteger el planeta es garantizar el agua.

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