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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

El nuevo mundo en la nueva Francia, 1789

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Hemos visto cómo Fran­cia fue la gran perdedora de la Guerra de los Siete Años (1757 – 1763) mayormente en la América del Norte e India. Luego del Tratado de París de 1763, el Duque de Choiseul se ocupó de reorganizar la marina y el ejército francés para cuando viniera la oportunidad vengar­se de Inglaterra.

La esperada ocasión llegó con la sublevación de las co­lonias inglesas de la Améri­ca del Norte y su Declaración de Independencia de 1776. Los franceses educados vie­ron en este alzamiento con­tra la arrogante y victoriosa Inglaterra, una lucha del es­píritu ilustrado contra la ti­ranía inglesa. Cuando Ben­jamín Franklin apareció en Paris vestido con los rústicos atuendos de un colono de la frontera, ganó mucha sim­patía para la causa america­na. Pero la simpatía no ga­na guerras. Muy pronto, la corona francesa empezó a ayudar discretamente a tra­vés de una compañía fantas­ma, “Rodrígue y Hortález” creada por el gobernador de Nueva Orleans, entonces es­pañola, con agentes, como el pintoresco Pierre Agus­tin Caron de Beaumarchais, empresario, espía, inventor, relojero, músico y autor de las comedias como El Barbe­ro de Sevilla y Las Bodas de Fígaro. La Compañía aportó pólvora, armas y efectivo. Se ha calculado que el 90% de las armas empleadas por los americanos en la batalla de Sarasota (1777) tenían ori­gen francés.

Fue en ese momento cuando un joven francés de 20 años, el marqués de Lafa­yette (1757 – 1834) se unió a la causa americana. Lle­garía a ser ayuda de campo de George Washington, Ge­neral y amigo querido de Alexander Hamilton y co­nocido de Thomas Jeffer­son. Francia reconoció la in­dependencia de los Estados Unidos el 6 de febrero de 1778. Lafayette jugó un pa­pel importante en bloquear al general inglés Cornwallis en Yorktown, donde se ren­diría en 1781, cercado por tierra y en el mar, asediado por la flota francesa de De Grasse.

El Nuevo Mundo ameri­cano influyó en la revolución francesa (1789 – 1799). Des­taco tres impactos: primero, apoyar a los americanos le generó a Francia una deuda de tal magnitud, que necesi­tó convocar los Estados Ge­nerales en 1789, pretendien­do que el clero y la nobleza pagaran impuestos. Segun­do, la Declaración de los De­rechos del Hombre y tercero, la creación de la Guardia Na­cional. Los estudiaremos en ese orden.

El autor es Profesor Asocia­do de la PUCMM.

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