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COLABORACIÓN

¿Qué dice Dios sobre el aborto?

La República Dominicana, como parte del concierto de naciones que integran el mundo moderno, en este momento está inmersa una una discusión terrible, en la que deberá determinar si se convierte en un Estado homicida o, por el contrario, adopta la actitud de dejar que sea Dios quien decida sobre la vida o la muerte de los niños que aun estén el vientre de sus madres.

La democracia esta concebida de manera que los sectores con criterios encontrados tengan la oportunidad de desahogarse, y muchas veces los que son menos hacen tanta buya, que tienden a crear la percepción de que son mayoría, en un intento por confundir a la sociedad.

En la lógica legal actual, en la República Dominicana, es imposible darle la razón a quienes promueven la despenalización del aborto; pues la Constitución, en su artículo 37, es clara en este aspecto, ya que garantiza la inviolabilidad de la vida desde la concepción.

Sería una posición contradictoria del Estado dominicano darle licencias a las mujeres para que puedan disponer de vidas humanas y hacer que los médicos conviertan los centros de salud, (lugares destinados a salvar vidas), en patíbulos para niños y niñas inocentes.

El estado no debe cargar con la culpa de la irresponsabilidad de los que se entregan a sus pasiones, que después que se toman el tiempo y el placer para procrear los hijos, se niegan a asumir la responsabilidad de cargar con las consecuencias de sus acciones, tratando de quitarle la vida a alguien que no pidió venir a este mundo. Así como usted y yo tuvimos la oportunidad de ver la luz del sol, todo el que es concebido también tiene el mismo derecho. Dios es el creador de los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay y tiene el control de la natalidad y la mortalidad en el mundo. Es el único que tiene el derecho sobre nuestras vidas, pues somos propiedad suya, pues nos creó y no nosotros a nosotros mismos, como dice la Biblia. Veamos lo que Dios dice en su palabra, sobre las criaturas que son concebidas en el vientre de la madre: “seis cosas hay que odia el Señor, y siete son abominables para El: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos de derraman sangre inocente.” Es obvio que se refiere a las vidas que no tienen capacidad para defenderse. (Proverbios 6:16-17). El salmo 127:3 dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos. Cosa de estima el fruto del vientre”. Los hijos que procreamos no son nuestros, son propiedad de Dios, quien nos creó. Por eso usted ve, que, por más que nos empeñamos en que sean como nosotros, la mayoría son muy diferentes en todos los sentidos.

Dios es coloso con su creación. Desde que creó al hombre dictó este decreto: “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre.” (Génesis 9:6). Los bebes se conciben por sangre.

El salmista, inspirado por el Espíritu Santo, escribe: “porque tu me sacaste del seno materno; me hiciste confiar desde los pechos de mi madre. A ti fui entregado desde mi nacimiento; desde el vientre de mi madre tu eres mi Dios.” (salmo 22:9-10).

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