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EL BULEVAR DE LA VIDA

Gremialismo irresponsable en un país en crisis

El Ministerio de Salud, el minis­terio de Edu­cación, los pa­dres ricos y los padres pobres de los alum­nos, EDUCA y la UNICEF, el PNUD y las Iglesias, (con sus matices y observaciones cada cual) coinciden en re­conocer que ya están dadas las condiciones para el ini­cio gradual, voluntario y consentido por los padres y tutores de los alumnos. Todos están de acuerdo, en lo fundamental, menos el gremio de los docentes, la ADP, extrañamente ba­jo el control del guberna­mental PRM... aunque Ud. no lo crea.

Los misiles de la ADP contra de las decisiones del Consejo Nacional de Educación que lidera el ministro de la cosa, Ro­berto Fulcar, a uno le re­cuerdan aquellos pleitos entre el ministro de edu­cación de entonces, An­drés Navarro, el diputa­do, miembro del C.C. del PLD y presidente del gre­mio magisterial, Eduar­do Hidalgo; y Radhamés Camacho, a la sazón pre­sidente de la Cámara de Diputados, miembro del Comité Político y jefe del sector educativo del par­tido morado, todo junto, juntos todos y todos co­laboradores cercanos del entonces presidente D. Medina.

Lo anterior se agrava, porque no se supera. Y así vemos a un PRM guberna­mental negado a aprender de los errores ajenos; los del PLD y sus ganas de mo­rirse, por ejemplo.

Toda esta suma de tor­pezas repetidas es la ex­presión de una fauna po­lítica donde abunda la gente y los partidos a los que, como dicen los nica­ragüenses, Ud. le señala el sol... y miran el dedo.

Ahora toca el turno a la directiva de la ADP hacer de las suyas afectando a toda la sociedad dominica­na, por culpa de las quere­llas internas del PRM que gobierna el país y le go­bierna a ella, porque fue ese partido quien decidió el triunfo de su actual di­rectiva. Todo un Deja vú de blancos y morados aho­ra en versión azul guber­namental.

Y ahí esta, el gremialis­mo termocefálico en ver­sión años setenta pero sin las utopías de entonces, militante aguerrido pe­ro socialmente irrespon­sable, insensible a las ne­cesidades del resto de la sociedad, -de ricos, media­nos y pobres-, y convertido una vez más en parte del problema y no de la solu­ción, y con una casi ilimi­tada capacidad para dañar algo tan fundamental por transversal como la Edu­cación de todos los domi­nicanos.

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