De diarios, libros, papeles, cultura y lectura
Aunque sobre la agrafía la Real Academia de la Lengua dice que es la "Incapacidad, debida a lesión cerebral, para expresar las ideas y los pensamientos por escrito", sabemos que la sufren, sin lesión cerebral alguna, la sal de la tierra.
Incapaces de expresar ideas o pensamientos por escrito, apenas pueden pensar y —duramente— escribir.
Junto a la afasia y a la dislexia, integra esa triada que problematiza la relación individuo-cultura; es decir de los ciudadanos con quienes actúan en el ámbito cultural.
Puede decirse, pues, que ellos resultan y también condicionan la definición, formación y vigencia de “su” perímetro cultural.
Más que triada de causales biológicas, según la RAE, estamos ante otra, con nutrientes socio-económicos.
Para licuar, por desvanecimiento, este indicativo acusatorio de los fallidos programas de “promoción de la lectura” realizados por la cultural oficial, se vende una densa teoría sobre el “impacto de lo digital” y la Internet sobre la lectura a través de medios impresos.
Pese a existir, sobre sus aguas navegan otras embarcaciones.
Mirar el consumo de libros en España, por ejemplo, sugiere ese otro panorama, donde los autores vivos que abordan temas actuales mediante una escritura que es acto cultural reciben una preferencia apabullante.
De los 443.52 millones de euros gastados por los españoles en libros en el 2019, los de estos autores contemporáneos acapararon €261.87 millones, el 59%. Entretanto, los policíacos, clásicos, románticos, eróticos, de ciencia ficción y de terror acapararon el 35.44%: en millones, €157.18.
La caída de la lectura de “impresos” parece un fenómeno económico-educativo, como indica la vigencia de los periódicos gratuitos y la entrega de publicidad impresa en supermercados.
El consumo de papel ratifica esta afectación a los diarios impresos por paga: el consumo de papel periódico en USA cae progresivamente. Desde el 2007 al 2019 fue -28.58%, pasando de 15,397 toneladas a 4,400, haciendo desaparecer al 30.5% de las empresas del ramo.
En la industria gráfica, sin embargo, se da la guerra. En millones de toneladas de papel, de las 74.9 consumidos mundialmente en el 2019, la gráfica demandó 29.9; los empaques (cajas), 28.4; otros empaques, 13 y el papel periódico, 4.7 (6.27%).
Con +6.7% molinos (2019 vs 2009), esta industria produjo +2% que entonces aunque -4% respecto a 2007, momento pico de su auge.
Relacionando producción-consumo de pulpa y papel, América Latina presenta una afasia: generando el 16.3% de la pulpa mundial, consume el 5.4%. Pobreza.
Del 2018 al 2019, el consumo global de casi todo tipo de papeles presenta caídas y el periódico registró -6.5%: sus opciones revestidas “mecánico”, 12.9%; y el “sin madera”, 15%.
Indicativos de una crisis de lo barato, empujada por la gratuidad. Entre 1991-2019, la producción de papel periódico cayó 6.7%, en tanto otros papeles gráficos, perdiendo -9.9%, retuvieron el 26.8% ante el 54.3% (+9.5% en el periodo) de la creciente producción de papel para empaques y embalaje, estimulada por el incremento del comercio mundial.
La cultura tras la ostensible calidad.