Thimo Pimentel, dominicano inmortal

Médico, deportista, fotógrafo, radioaficionado, ceramista, dibujante, arqueólogo, coleccionista, investigador, caricaturista, gestor de cultura, Premio Nacional de Artes Plásticas; hoy le escribo sintiéndome honrado del amigo entrañable que, como catedrático de Histología en la UNPHU, nos enseñó a ver los tejidos de la sensibilidad que habita en lo más profundo del corazón.

Auténtico dominicano por su amor a la herencia que nos legó Duarte, en la expresión de su inmenso talento es ejemplo del amor a su patria, plasmando en cada una de sus obras la responsabilidad de entregarse al más alto principio del decoro que le acompaña, su dignidad.

Su talento sin límites lo aportó a través de la Medicina, el lente, sus manos creadoras de identidad dominicanista en un lienzo de contenido altruista y humano, y por demás, sus dotes deportivos de competir con hidalguía y arrojo nos hizo sentir la sana actividad del deporte por vocación.

Thimo, hoy tu amigo te expresa en la distancia, pero cerca en el afecto, mi admiración por ser ejemplo de gran dominicano. La inmortalidad no se tiene en un pergamino, se gana en la trascendencia de sus obras.