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EN LA DIANA

Vacuna anti-deuda

Primer Tiro Uno de los efectos más devastadores de la Pandemia es el gran aumento en la deuda pública total, la cual pasó de 53% al final del 2019, a 71% del PIB al final del pasado año, y la misma continuará aumentando durante el año en curso, lo cual puede entenderse cuando se toman en cuenta las variables que la determinan. En primer lugar, el fuerte brote inflacionario mundial determinará que en el segundo semestre los bancos centrales de las grandes economías empiecen a desmontar sus programas de estímulo monetario, lo cual aumentará las tasas de interés y el costo de mantener y refinanciar la deuda pública externa, la cual representa el 69% de la total. En segundo lugar, toda tasa de devaluación mayor que la tasa de crecimiento nominal, produce un aumento de la relación deuda-PIB. En tercer lugar, una tasa de interés promedio mayor que la tasa de crecimiento también genera un aumento en el peso de la deuda pública. En cuarto y último lugar, los análisis indican también que el déficit fiscal, y por ende el incremento de la deuda durante el cursante año, será mayor que lo contemplada en el Presupuesto.

Segundo Tiro Sin la Gran Reforma, y sin un Plan de Mediano Plazo orientado a estabilizar el coeficiente deuda-PIB, el resultado final sería una degradación de la calificación crediticia de toda la deuda pública, lo cual aumentaría el costo de mantenimiento y refinanciamiento de la misma. Los análisis indican que al final del año la deuda pública total terminaría en 74% del PIB, y para estabilizarla en este nivel sería necesario generar un superávit primario de 1.89%, siempre y cuando la presión tributaria y la carga del gasto primario sean de 16.9% y 14.40% del PIB, respectivamente. Pero la presión tributaria contemplada en el presupuesto vigente es de 13.40%, lo que se traduce en una brecha de 2.89% del PIB. También hay que evitar el efecto recesivo de las reformas, recurriendo a la venta de activos públicos, lo que permitiría mantener la carga de gasto primario necesario para la reactivación, sin aumentar la deuda pública. Según el balance general del Gobierno Central, los activos realizables estarían en la frontera de RD$ 585 mil millones, equivalente a 12% del PIB.

Tercer Tiro Los cierres de actividades económicas ya no serán necesarios. Tampoco la economía incurriría en los altos costos en atención a los infectados, y en años de vida perdidos en el caso de los fallecidos. Gran parte de ambos costos se financiaron y se financian con deuda pública, lo cual es totalmente justo y correcto desde el punto de vista de la equidad intergeneracional del Desarrollo Sostenible, pues parte del costo del riesgo pandémico que amenaza la salud de la generación actual debe ser pagado por la generación futura. Pero hay un problema, y es que la factura del riesgo de la deuda pública se pasa a la generación actual, no a la futura, y la primera debe asegurar que la segunda la reciba en condiciones de Sostenibilidad. También hay que vacunar la deuda pública, para que la misma permanezca inmune ante cualquier evento viral que la presione hacia arriba, y esa Vacuna es la suma de la Gran Reforma y el Plan de Venta de activos públicos.

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