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EL BULEVAR DE LA VIDA

Vacunación, familia y patria

Demostrado está que la va­cunación es el único ca­mino del que dispone el planeta para comenzar a disminuir las muertes y aprender a convivir con el Covid-19, co­mo convive con la gripe. República Domi­nicana no es la excepción.

Del éxito del Plan Nacional para la campaña de vacunación que se iniciara inmediatamente lleguen las primeras do­sis depende que disminuyan las muertes, se inicien las clases presenciales en escue­las y liceos, y arranque el turismo y con él la economía.

La vacunación es el arma principal –y casi única– con la que cuenta el Gobier­no para controlar al Covid-19, lo que se logra disminuyendo a 5% la positividad de las pruebas realizadas. En las últimas cuatro semanas, en nuestro país la posi­tividad ha sido de un 15.23%, lo que nos muestra el tamaño del desafío que tienen por delante la nación... y la vacunación es su arma de reglamento, ya dije, como una Glock, pero de vida.

De forma certera, el plan fue definido por la vicepresidente Raquel Peña como “un plan vivo”. Instrumento de una lucha signada por la incertidumbre que ha ge­nerado la falta de unificación de criterios entre miembros de la comunicad cientí­fica, agravado esto con la capacidad de desinformación (o de información sin confirmación ni contrastación periodísti­ca) de muchas de las noticias que abun­dan en las redes sociales, y la censura no puede ser una opción.

La incertidumbre global ha ido en au­mento, porque de ser un grave asunto de sanidad pública, en apenas semanas el Covid-19 pasó a ser un tema de guerra geopolítica y económica entre potencias y farmacéuticas; y resulta que los intere­ses económicos y geopolíticos, como el amor, son un rayo que no cesa, (que diría Miguel Hernández), solo que mientras el amor todo lo purifica, los intereses de la geopolítica y el dinero todo lo pervierten.

Como vaya la vacunación irá la salud, la economía, el país.

Por eso, es tan necesario sensibilizar, explicar y convencer a los ciudadanos de que la campaña de vacunación es asunto de su familia, su país, su patria, y cuando habla la patria o canta el amor, la geopo­lítica o el dinero deben guardar silencio por un argumento irrebatible que esta pregunta resume: ¿De qué sirven la ri­queza o el poder en un cementerio?

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