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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Comunicación inadecuada y unos caballos cansados

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Desde 1775 los colonos norteameri­canos se ba­tían contra Inglaterra. Los ingleses infli­gieron dolorosas derrotas al ejército harapiento de Was­hington entre 1775 y 1777, mientras Francia y España parecían limitarse a obser­var, todavía escarmentadas por las derrotas a manos de los ingleses durante la Gue­rra de los Siete Años (1756 – 1763). Se sabe que Francia enviaba discretamente per­trechos a los rebeldes ame­ricanos. Pero el 6 de febre­ro,1778 Francia firmó una alianza con los insurrectos norteamericanos y los reco­noció como independientes. Meses más tarde seguiría Es­paña. ¿Qué había pasado? Contra toda expectativa, ¡los norteamericanos derrotaron al General Burgoyne en Sa­ratoga!

A la hora de compren­der un evento, siempre en­contramos factores estructu­rales de fuerza considerable y factores coyunturales, ocu­rrencias fortuitas que pare­cieran no contar, pero que de hecho fueron decisivas.

La derrota de Saratoga se puede explicar por el afán de protagonismo de los mi­litares y funcionarios ingle­ses, todos resueltos a ser los actores de la acción decisiva sin compartir su gloria con nadie.

El General Burgoyne desplegó su brillante plan ante George Germain, Secre­tario de Estado para Améri­ca del rey Jorge III. Aislarían a la rebelde Nueva Inglate­rra. Burgoyne bajaría por el Hudson desde Canadá en dirección de Albany y Howe ascendería desde New York. Pero Howe se lanzó a con­quistar Filadelfia sin infor­mar a Burgoyne.

Camino a su finca, el asistente de Germain le re­cordó que Howe no sabía na­da del plan de Burgoyne. En lugar de ocuparse él mismo, Germain encargó a su asis­tente de escribir una carta a Howe, incluyendo todas las instrucciones de Burgoyne. Los enemigos de Germain lo acusaron luego de haber di­cho: “mis pobres caballos de­ben quedarse en la calle todo el tiempo y yo llegaré tarde”. La carta perdió el barco y lle­gó muy tarde.

La victoria de Sarasota convirtió a Francia y España en aliadas americanas. “Se­ría tentador afirmar que el bienestar de los caballos de tiro perdió a los Estados Uni­dos para los ingleses, pero la distancia, el tiempo, el in­cierto planeamiento y la in­coherente guía militar cons­tituyeron las mayores faltas” (Tuchman, 1989: 205).

El verano de 1781, sitia­do en Yorktown, el general inglés Cornwallis se ilusionó al ver un enjambre de velas en la bahía de Chesapeake, ¡era la flota francesa! Se rin­dió el 19 de octubre, 1781.

El autor es Profesor Asocia­do de la PUCMM

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