EL BULEVAR DE LA VIDA
El desafío
Quién no recuerda la decisión del primer gobierno del PLD de llevar computadoras a las escuelas.
O el avance que para la agricultura del país representaron los 190 invernaderos instalados en el gobierno de Hipólito Mejía.
Cómo olvidar el día en que en el gobierno de Danilo Medina se tomó la decisión de construir las estancias infantiles que una ley mandada construir hacía ya diez años.
O qué decir de la jornada escolar extendida, con desayuno, merienda y almuerzo, con lo que eso significó para la economía de las familias más pobres del país.
En apenas cinvo meses, el Ministerio de Educación –con el apoyo casi cotidiano del presidente Abinader al ministro Fulcar– ha avanzado un siglo en la reducción de la brecha digital, ante la urgencia de virtualización que la pandemia ha impuesto al mundo.
Si algo faltaba, Yayo Sanz Lovatón anuncia en la DGA que a partir de junio el despacho de mercancías no durará en los puertos más de 24 horas, con lo que eso significa para nuestra exportaciones en un momento en el cual hasta la crisis está en crisis, y los ejemplos abundan.
Como ven, sin importar presidentes ni colores partidarios, de lo que se trata es de avanzar.
Y que se convenzan los políticos y especialmente los actuales funcionarios que, cual Sabina, en su gestión deben pasar de las palabras con promesas a los hechos de la entrega con honradez y eficiencia.
Así ganan respeto, los gobiernos y sus funcionarios.
Y no pienso ahora en las computadoras de Leonel, los invernaderos de Hipólito o las estancias infantiles con jornada escolar extendida de Danilo, si no en el desafío que para el actual gobierno supone aplicar la ley a quien públicamente acaba de amenazarlo con enfrentarlo en las calles con sus fusiles, justo en un país donde un juez acaba de ordenar prisión preventiva contra un ciudadano porque en un closet de su apartamento, apareció un fusil asignado a un militar que le custodiaba.
Lo del poderoso –por violento– empresario del transporte, más que una amenaza es un desafió a un Estado que es implacable como un banquero y eficiente como un bombero a la hora de aplicar las leyes al Club de los Pendejos.
París bien vale una misa, sí, pero un empresario violento no puede valer la paz ni la estabilidad del país.