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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

El poder transitorio según Foucault y Abinader

...donde hay poder hay… puntos de resisten­cia (que) están presentes en todas partes... Consti­tuyen el otro término en las relaciones de poder; en ellas se inscriben como el irreducible elemento en­frentador.

Foucault, Michael. Prácticas rebeldes: poder, discurso y género en la teoría social contemporá­nea.

La actualidad global parecie­ra mutar a pre­texto empírico, comprobación de las observaciones que Michael Foucault (n. 1926 - †1984) expresara en “Vigi­lar y Castigar”, “Historia de la sexualidad”, “La voluntad de saber” y “Microfísica del poder”.

En estos textos, discu­rrió sobre el Poder desde las vivencias que empezó a imponer sobre las coti­dianidades ciudadanas y auto-operativas a partir de los ´70s, su período vi­vencial.

Para Foucault, el Esta­do postmoderno es más represor que productor, “tierra nutricia” de lo efí­mero de sus “momentos”.

Recientemente, el Pre­sidente Luis Abinader alertó sobre esa cuali­dad del poder reubica­da filosóficamente por Foucault: la transitorie­dad.

Es un tema antiquísi­mo. Nuestro autor ni el Presidente pretendie­ron novedad al abordarlo desde la Filosofía política o como paradigma vincu­lante al ejercicio ejecuti­vo, respectivamente.

Distanciados crono­lógicamente, coincidie­ron al indicar el rasgo co­mún que al Poder imprime el orden post guerra fría reinstaurándose en la re­definición del centro y en las consiguientes a-forma­lidad y transitoriedad de los procesos constitutivos de las nociones y los actos.

Si lo transitorio re­gentea los saberes post­modernos (Hargreaves, Andy, 1994), cambián­dolos, incrementa el ries­go de poderes menos permanentes, por estar condicionados por cono­cimientos intensamente breves.

Erosionadas las cer­tezas, el Poder perdería los argumentos de su le­gitimidad y, consecuen­temente, ganaría otros, acreditadores de una fu­gacidad también deriva­da del estatuto democrá­tico.

Quizás sean los prin­cipales aspectos a desta­car. Las visiones caducan rápido, al ritmo de pan­tallas de redes sociales. En Literatura, los poetas malditos cedieron paso al decir intimista de la auto-experiencia y vivencias propias, constituidas en referentes esenciales de alegatos y belleza. Por es­to, el decir de Baudelaire parece urticante ante el referencialismo intimis­ta de Louise Glück, Nóbel de Literatura 2020.

Ejemplos de lo mutable de cuanto existe, imperio de culturas y subculturas amparadas en modas efí­meras.

Lo estableció la Dia­léctica, desde Heráclito. Y, metódicamente, Frie­drich Hegel, cuyos postu­lados afectaron los con­ceptos y realidades de Poder, cambio y perma­nencia; y, bajo un pris­ma paradigmáticamente tríadico, enseñaron a ca­librar todo estado situa­cional: cantidad, calidad y consciencia.

Es paradojal: para los demás, se reconoce un Poder transitorio; para sí, se aspira perenne.

Foucault lo advirtió se­ñalando lo “más frecuen­te”: “nos enfrentamos a puntos de resistencia mó­viles y transitorios, que introducen en una socie­dad líneas divisorias que se desplazan rompiendo unidades y suscitando re­agrupamientos...” (pág. 117).

Resistencias (ética de la convicción) impidien­do al Estado alinear las voluntades a su fin. En nuestro caso, ahora, ob­jetivos de salud y de ges­tión pública…

Observar lo efímero del poder fue orden pre­sidencial directa. Clarísi­ma, para quienes soslayan esta idea y realidad éti­ca-filosófica-jurídica; que desborda lo ético, conno­tando una voluntad mani­fiesta sobre este tema en cuyas aristas rutila el com­promiso e invitación al buen gobierno, a romper esa tradición de apego pa­trimonialista que deforma la organización y funcio­nes estatales, junto a los perfiles de la democracia y sus liderazgos.

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