VIVENCIAS
Destructor de amistades
La experiencia, dice Gabriela Mistral, es un billete de la lotería que uno compra después del sorteo. Esa experiencia nos lleva a la convicción de lo pernicioso que pueden ser determinadas amistades, porque en ellas, se encuentra el germen del egoísmo y de la envidia.
Donde se ve con mayor frecuencia esta actitud, es cuando algunos seudo amigos se interponen en las relaciones de otros amigos, con la perversa intención de destruir un nexo armonioso de muchos años.
Nada hay más cuestionable que generar confianza en otro con la aviesa intención de socavar una relación de hermandad, que sin duda produce una sensación de impotencia al ver cómo se va deteriorando porque otro utiliza la semilla de la discordia para enterrarla.
Buena parte de lo que se ha ganado con el tiempo cultivando un vínculo sincero se pierde en un abrir y cerrar de ojos porque alguien con una envidia patológica se encarga de sepultarlo y hasta de cantarle un responso.
Las envidiosas zancadillas son pasto para gente que nunca ha conseguido sentirse en paz con lo que ha logrado.