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ORLANDO DICE

No solo China y USA

Meses atrás el canciller do­minicano viajó a Haití por su cuenta, aunque se hizo acompañar del di­rector del DNI. La idea era hablar con sectores y personas con to­tal libertad y sin protocolo.

Si la visita era oficial, el anfitrión ma­nejaría la agenda y el huésped tendría que someterse a los rigores establecidos.

Así la información levantada sería parcial e interesada.

El canciller dominicano nunca explicó en detalles propósitos y metas, un compor­tamiento propio de la diplomacia, en que la discreción es un elemento esencial.

Semanas después el canciller haitia­no vino a República Dominicana e igual su estadía fue extraña. Era visita oficial, pero ocupó gran parte de su tiempo en intercambiar con sus connacionales de la diáspora.

Escuchó quejas, se hizo eco de que­rellas y prometió diligencias que a él les eran más fáciles como representante del Estado haitiano.

Tampoco se conoció la intimidad de esos encuentros, pero hubo desahogo y cumplió un objetivo importante: Esta­blecer comunicación entre las autorida­des de allá y los compatriotas residentes aquí.

El canciller haitiano fue recibido por su homólogo dominicano, y en conver­sación franca pusieron las cartas sobre la mesa, sin guardarse ninguna en la man­ga.

Incluso fue llevado al Palacio Nacio­nal, donde se entrevistó con el presidente dominicano. Al salir no quiso hablar con los periodistas y se le notó como altera­do.

Averiguando supe que se le había pe­dido que no hablara tanto, pues el trato era delicado y no convenía provocar aquí ni allá.

Esos fueron los preliminares del en­cuentro entre Luis Abinader y Jovenel Moise en un lugar cerca de la frontera el pasado domingo.

Una cita de la que no se habló mucho, aunque se prometió más adelante am­pliar y entregar una declaración conjun­ta, que fue lo que sucedió a principio de semana.

La curiosidad inquietó al gato, no lo mató, y la discreción se anotó un tanto. Los nueve puntos constituyen una nove­dad y significan un giro importante en las relaciones bilaterales.

El gobierno anterior le buscó el lado a China, el actual afianza con Estados Uni­dos, pero no se olvida que Haití también existe. Continuará.

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