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COLABORACION

Que renazca el optimismo en el 2021

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Manuel García TroncosoSanto Domingo

Jamás imaginamos que al iniciar el 2020 afrontaríamos los desafíos provocados por la crisis del COVID-19, la cual puso a prueba la resiliencia del pueblo dominicano en el plano sanitario, económico, social y político, al ser un año caracterizado por un calendario electoral múltiple. En el ámbito educativo el reto fue tremendo, pasando de clases presenciales a virtuales.

A nuestra respuesta ante la amenaza epidemiológica, han contribuido los programas preventivos de salud y asistencia social implementados por el Gobierno, como mecanismos contracíclicos para compensar el desempleo. Así como las facilidades financieras adoptadas por el Banco Central y el Ministerio de Hacienda, en consonancia con los esfuerzos del sector privado y la solidaridad ciudadana. Con los cuales, se ha logrado contener los efectos catastróficos potenciales representados por la severidad de la pandemia.

Por otro lado, los desafíos de la emergencia sanitaria y el confinamiento ciudadano nos han llevado a aprovechar al máximo los nuevos recursos tecnológicos disponibles. Hemos aprendido a trabajar a distancia y a automatizar los procesos simplificando los sistemas operativos. Al mismo tiempo las circunstancias nos han enseñado a valorar la unión familiar, a racionalizar los gastos evitando los superfluos y a proteger la salud como requisito esencial de la vida.

En lo que ha caracterizado como sello de identidad a su dinámica gestión, el presidente Luis Abinader ha anunciado iniciativas que favorecen la inversión en los sectores productivos, como lo revela la extensión de los beneficios contemplados en la ley de Proindustria; la cual está orientada a fortalecer la cadena de valor, sustentar la competitividad y estimular las exportaciones nacionales, con la participación de las micros, pequeñas y medianas empresas. También ha emprendido acciones positivas para impulsar el estratégico sector turístico, mediante alianzas público-privadas en forma de fideicomisos, como lo evidencia el caso de Bahía de las Aguilas en Pedernales.

De igual manera, se han tomado medidas para reducir la nómina excedentaria del Estado, mejorar la calidad del gasto público, enfrentar la corrupción administrativa y controlar los niveles de delincuencia con la mejora salarial de los agentes policiales.

Junto a estos logros, se debería explorar, como una forma idónea de subsanar el déficit fiscal acumulado y el provocado por la pandemia, la venta de la participación estatal en numerosos sectores de la economía, no pertinente a las funciones regulatorias y administrativas del Estado, como son industrias, hoteles, generadoras y distribuidoras de energía y bienes raíces, entre otros.

Adicionalmente, la adquisición por parte del Gabinete de Salud de una partida extraordinaria de vacunas con el objetivo de inmunizar a la población de la expansión del Covid-19, augura en el mediano plazo una significativa disminución en la transmisión viral, requisito básico para la normalización de la vida ciudadana y el relanzamiento de la economía. A lo que habría que añadir, el reforzamiento de la concienciación pública respecto a la aplicación de las normas y protocolos sanitarios para evitar el contagio del virus, que requieren de la responsabilidad individual y la solidaridad de toda la comunidad nacional.

La ejecución de estas iniciativas, bajo un liderazgo dinámico como el del presidente Abinader, nos permitiría enrumbar el país por la senda del crecimiento económico durante el año 2021. Por ello, debemos asumir con ahínco, determinación y optimismo los retos que nos ha colocado la pandemia en nuestro camino hacia el desarrollo sostenible con mayor equidad social, conforme los lineamientos de la Estrategia Nacional de Desarrollo.

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