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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

La cultura también pierde un gran mecenas

Pocas veces ha tenido el parnaso cultural dominicano, sus educadores, científicos, comunicadores y artistas, patrocinador tan entusiasta y constante como don Alejandro Grullón.

La vasta colección de arte que formó en el Banco Popular Dominicano y el grupo homónimo, los títulos publicados y las acciones educativas y socialmente urgentes que auspició testimonian su aporte persistente.

La agenda cultural nacional desde 1970 ilustra tal participación y apoyo socio-culturales de don Alejandro quien, como abanderado de una visión progresista, fue un empresario proactivo, calibrando agudamente la relación desarrollo, educación, cultura y turismo, sectores en los que estuvo presente desde los inicios, personalmente y como líder empresarial.

Parecía querer apoyarlo todo. Como si, más que la rentabilidad, la idea de servicio lo impulsara a hacer de sus acciones el combustible del desarrollo. Los fundadores del Popular provenían del Cibao, centro y germen de nuestra agroindustria. Cuando observamos la decisión de vincular al banco con la Casa del Cordón, en la ciudad Colonial, y luego erigir la torre de la Ave. John F. Kennedy con Máximo Gómez, ambos espacios llenos de arte, colegimos que este hombre realizaba un sueño de progreso con calidad, oportunidad y esperanza, significado social de sus iniciativas; que aspiraba a lo mejor y lo ofrecía. Sueño que quería compartir y compartió.

Las personas sensibles e inteligentes como Miguel Franjul, director de este Listín Diario, y José Mármol, escritor y poeta de finas sensibilidades, recientes responsables de las relaciones públicas de esas empresas, contaron con el apoyo institucional para impulsar iniciativas culturalmente significativas. Como resultado, la gestión de don Alejandro destelló en este ámbito.

En arte, ejerció una especie de mecenazgo. Partícipe protagónico, constructor y beneficiario del boom económico dominicano 1966-88, poseía una aquilatada formación humanista y democrática, derivada de sus iniciales estudios de medicina, y comprobadas capacidades organizativa y promotora de industrias y negocios, adquiridas en el seno familiar y sus estudios. Con tales fortalezas actuó persistente, apegado a la ley, la veracidad, a la solidaridad y a la prudencia.

En nuestras funciones conduciendo los suplementos del periódico HOY en los noventa, incluyendo el cultural “Plural”, atestiguamos la diversidad de sus aportes. Los dominicanos conocimos el grado de conocimiento astronómico de los taínos gracias al patrocinio suyo a una investigación al respecto, realizada por un antropólogo español. Cuando el señor Franjul, entonces Vicepresidente de Relaciones Públicas, nos ofreció la primicia, la acogimos entusiastas.

Es que agradecíamos ver, constantemente, al Popular y a la Editora Corripio en casi todos los catálogos de exposiciones, escenificaciones, conciertos y eventos relativos a las artes, las ciencias y la educación de entonces.

Y, debemos confesarlo, porque cuando fundamos Contemporanía, la primera revista de calidad hecha en República Dominicana, referencia de las posteriores, el primer volante de suscripción llegó a nombre de Alejandro Grullón, con un cheque de 270 pesos. Un apoyo y gran estímulo.

Igualmente recibieron innúmeros escritores, investigadores, historiadores y comunicadores cuyas obras e iniciativas pudieron realizarse gracias a la mano solidaria que al Popular le impuso su visión.

Descanse en paz, don Alejandro.

Gracias por su apoyo a la educación, el saber, las comunicaciones y la cultura..

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