Corrupción al cadrilátero

El confinamiento me hizo ver por tv el “match” completo en la tanda maratónica con los abogados de las “partes”, los del ministerio público, agentes el orden y los medios de prensa en los pasillos. En la cúpula del tribunal estuvo el juez José Alejandro Vargas en su misión solemne, inmutable, expresando, sin decirlo, que hay vergüenza todavía. En la búsqueda con el control, encontré a Felix Victorino cubriendo la periferia de la audiencia. Buen trabajo. Abriendo el micrófono, Victorino preguntó a los televidentes sobre las acciones del Ministerio Público conducido por la magistrada Miriam Germán a partir de la operación “anti-pulpo”, una semana después de la antológica rueda de prensa en que Danilo Medina y Domínguez Brito virtualmente tocaron retirada.

Victorino ambientó que la población y distintos círculos emanaban voces apoyando la ofensiva anticorrupción, pero preguntando: ¿Y Leonel para cuándo? De inmediato, entró al aire un vinculado al “leonelismo”, quien calificó como una “cantinflada” la pregunta sobre Leonel. Esas palabras fueron consideradas “desenfoque mediático, por otro oyente diciendo que las nuevas generaciones no conocen las cantinfladas.