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POLÍTICA Y CULTURA

“Plan Marshall” y la “Alianza para el Progreso”

El entonces presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower se manifestó de manera poco diplomática y despreciativa ante Fidel Castro, cuando Castro visitó Washington en los primeros meses de su victoria en 1959. Eisenhower no solamente se negó a recibir a Castro, sino que delegó en el vicepresidente Richard Nixon, para que lo hiciera, quien asumió la misma actitud desdeñosa de Eisenhower. El planteamiento que Castro le hizo al Vice Nixon, explica todo el proceso posterior de la crisis Cuba y Estados Unidos. Fidel Castro realizó varios viajes internacionales en los primeros seis meses del año 1959. Viajó a Venezuela, Argentina, Brasil, especialmente en la parte final del periplo visitó Canadá luego de estar en Estados Unidos. Este dato de su visita a Washington fue altamente significativo, no sólo por el desdén de Eisenhower, quien se fue a jugar golf en Carolina mientras ignoraba la vista oficial de Castro, sino por la agresividad de Nixon quien le hizo hincapié en la infiltración comunista de su gobierno y en detener la ejecuciones públicas de batistianos. Luego de esa entrevista con Nixon, Castro asiste a la reunión del Comité de veintiún países latinoamericanos, del dos de junio de 1959, donde propuso, que los Estados Unidos dieran ayuda, por un valor de 30 mil millones de dólares en capital público, a Latinoamérica durante los diez años siguientes. Ese cónclave celebrado en Buenos Aires, Argentina, auspiciada por la OEA fue coordinada por el presidente brasileño, Juscelino Kubitschek y por el propio presidente Dwight Eisenhower. Fidel Castro, hizo hincapié, “en la profunda crisis estructural que venía afectando al continente”. Resaltó la indisoluble relación que, en su criterio, existía entre la consolidación de las inestables democracias representativas que a fines de la década de 1950 existían en ese continente y la solución de la dramática situación económica y social que estaban sufriendo la mayor parte de sus estados nacionales. Asimismo, planteó la necesidad de estructurar un mercado común de América Latina como condición necesaria, pero no suficiente para superar su balcanización e impulsar su desarrollo económico-social.

Estados Unidos rechazó la propuesta de Castro diciendo que era una suma ridículamente grande. Evidentemente Castro tenía como referente para hacer esa propuesta la ayuda de Estados Unidos a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, conocido como “Plan Marshall”, que fue de capital valor para la recuperación económica europea, propuesto por el presidente Truman. Se calcula en más de 17,000 millones de dólares aportados por Estados Unidos al “Plan Marshall” que rehabilitó la economía del viejo continente y frenó el avance del comunismo. Castro al proponer esa ayuda a Latinoamérica para impulsar sus economías, estaba reproduciendo como propuesta una especie de “Plan Marshall” para América Latina.

La propuesta de Castro que Estados Unidos consideró ridícula y demasiada grande, fue posteriormente reivindicada por el finado presidente John F. Kennedy, cuando al lanzar el ambicioso programa social y económico de la “Alianza para el Progreso”, dijo que se necesitarían 20,000 millones de dólares de ayuda para implementarlo.

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