Ceguera de poder

Los acontecimientos observados en los últimos días en la socie­dad dominicana nos llenan de reflexión, al ver lo inevitable de caer de rodillas cuando se pier­de la visión de preparar el regreso a la nor­malidad de la vida en familia, sin vencer las tentaciones que nos llevan a creer que nuestra permanencia en el poder es eter­na, por las prebendas que nos impiden ver las necesidades de toda la sociedad.

Si quieres expulsar de tu corazón lo que es injusto no permitas que el poder te cie­gue, ni permitas que se disfrace con la apa­riencia del engaño; no dejes que te envuel­va con un rostro de sabiduría; lo real es administrar honestamente las riquezas de todos, para mejorar su calidad de vida.

La magnitud del mal no se mide por el número de las lágrimas derramadas, sino por la ceguera del poder.

El dolo de tomar lo que no les pertene­ce en perjuicio de la gran mayoría del pue­blo es el cambio que indefectiblemente les quitó esa ceguera de poder, como respues­ta de enfrentar la Justicia cuando se nego­cia la transparencia en la administración del poder.