ORLANDO DICE
Cien días de oposición
El gobierno cumplió cien días, y aunque esa cuenta no se lleva, también la oposición. Cien días de gobierno y cien días de oposición.
En una democracia verdadera gobierno y oposición van de la mano, y aun se manoteen, uno no puede explicarse sin la otra.
El gobierno canta excelencias de su corto desempeño, por lo que debe preguntarse si también la oposición se siente regocijada por su desenvolvimiento.
Tuvo el gobierno real oposición en el plazo que acaba de transcurrir? La respuesta estaría en determinar a cuál partido o fuerza política le correspondía oficio de crítico.
El resultado de las elecciones de julio fue que un partido ganó y otros perdieron, y el que ganó está en el gobierno, y los demás se suponen en la oposición.
La situación, sin embargo, podría no ser esa. Se supone que la oposición debiera ejercerla el PLD, el partido que quedó en segundo lugar.
Pero por razones que solo la política conoce, la Fuerza del Pueblo representa en el Senado la segunda mayoría, y eso la convierte en oposición, según la conceptualización al uso.
La gente por el contrario considera a la FP parte del gobierno, pues un gobierno no reparte si no entre los suyos.
Si con el can de los independientes entrega la Junta Central Electoral y otros órganos a Leonel Fernández, este no puede morder la mano que políticamente lo alimenta.
Él mismo se defiende y niega esos nexos, pero hay inteligencias que no pueden disimularse, y Abinader y Fernández no se verán la cara, pero la telepatía política funciona (sin higuana) mejor que la del antiguo parque Enriquillo.
La fama del legendario dirigente del otrora PRD la consiguieron, al parecer, en un mercado de pulgas. ¡Concéntrese, profesor!
El PLD es el único que queda en la barbacoa, pero más por obligación que por interés: el gobierno lo escogió como polo opuesto y los ladridos hacen pensar en que se acercan los perros de la guerra.
El PLD, entonces, estaría cumpliendo cien días de oposición.