EN POCAS PALABRAS
Biden y América Latina
II de II
En la agenda hemisférica, Colombia figura como el más estrecho aliado de los intereses norteamericanos. Se pronostica una reconfirmación del T-MEC con México y Canadá, un regreso a la política Obama con Cuba y una esperanza de un levantamiento del bloqueo económico-financiero vigente desde 1962. En el vecindario se espera un cambio significativo en el trato federal con Puerto Rico, su delfín caribeño maltratado por fenómenos naturales. Con Nicaragua, trataría de buscar (un bajadero) hacia una solución compartida al trípode Ortega-Murillo-Oposición, e instar a Managua celebrar elecciones libres bajo observación internacional. Una oveja que atender es el regreso del MAS (Izquierda) al poder en Bolivia con Luis Arce, pupilo de Evo Morales, como presidente del país andino. Bolivia celebró elecciones en octubre en medio de expectativas y amenazas de violencia, después de la crisis política del 2019 siendo Morales acusado de maniobrar un fraude electoral. Arce se alzó con el 55% del voto popular. Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Bolivia en 14 años de Evo fueron tensas, pero tolerables. El punto quizás más espinoso por afinar en el traspatio, es como Biden conciliaría con Nicolás Maduro, en buscar una fórmula salomónica que le permita a Caracas navegar con Washington y suavizar las sanciones económicas. Maduro tendría que aceptar cambios en cuestiones institucionales medulares tales como, una reforma el órgano de elecciones y a la Corte Suprema de Justicia, liberar los presos políticos y convocar elecciones libres y transparentes. Se desconoce si la administración demócrata seguirá la misma línea de apoyo de su antecesor Donald Trump a Juan Guaidó. Una ventaja política de Maduro es haber dividido a la oposición que no encuentra un camino para unificar sus fuerzas frente al chavismo, y que Trump ya había dejado entrever la fragilidad política de Guaidó como “presidente interino” y el desgaste de la oposición política.