Puntos de vista
viernes, 20 de noviembre de 2020
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ORLANDO DICE
Gobierno inagotable
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Si la política dominicana de estos días pudiera mapearse, o graficarse, o compararse con un arbolito de Navidad, se vería como el Estado representa todos los colores, los matices, o bombillitos que prenden y apagan.
Si la tertulia fuera entre creyentes podría hablarse de un milagro parecido al de los panes y los peces distribuidos entre los bienaventurados que seguían a Jesús.
La escogencia de los independientes no discriminó y están los noventa y nueve justos, y fuera solo el pecador, porque no se arrepintió a tiempo.
Pero igual ocurre en el gobierno, en la administración pública, donde se encuentra lugar hasta para los impensables.
Ella pidió empleo para el marido, pero el príncipe que dispensa pensó que ella era mejor y a ella nombró. En el tiempo de las mujeres todas son reinas.
Aunque lo más interesante es que el reparto permite rastrear, mejor confirmar, la mucha gente que se metió, si no en la cama, por lo menos en el aposento del cambio.
Nadie puede suponer que todo se debe a la generosidad del presidente, sin advertir las colindancias, o saber que quien no entró por el frente de la casa, se arrimó a la empalizada.
Como las vecinas que llevan cuentas del barrio sin darse la mano o verse la cara. El gobierno no es del partido y el presidente se despacha con una gobernabilidad nunca antes vista, pero que por el momento funciona a la perfección.
El compañero, y no solo de la base, ve el guiso, lo huele, pero no tiene plato a mano y ni se sirve ni le sirven, y solo le comentan que hambre que espera hartura no es hambre.
Ya se verá el independiente del Defensor del Pueblo, o en el Tribunal Constitucional, o en el Tribunal Superior Electoral y demás órganos en agenda de renovación.
Como en el viejo spot de campaña, si el personaje Balbuena viniera de Nueva York, podría decir como entonces: “ Esto sí ha cambiado ”.
Y como una vez fuera el país, el gobierno es inagotable.