Pastel publicitario oficial

La inversión que el estado realiza en publicidad a través de todas sus dependen­cias le ha convertido en un cliente apetecible para toda la industria publicitaria lo­cal.

CDEEE, Salud Pública, Senasa, las Edes, gobier­no central, etc., desde ha­ce años, figuran entre los principales anunciantes del país y su participa­ción en medios es com­parable a la de grandes tiendas, bebidas, super­mercados, y esos mega presupuestos privados que saturan los medios tradicionales y digitales. Desde el gobierno de Hi­pólito Mejía hasta el pa­sado cuatrienio de Danilo Medina ha sido así.

En este período perre­meísta, tal vez por la pan­demia y la crisis econó­mica, es posible que haya una dramática reducción de este capítulo, pero aun así, los números son de consideración y pueden ser salvadores para traba­jadores de televisión y ra­dio, comunicadores, pro­ductores de programas diversos, en fin, de todos los que viven de esa in­dustria que se tambalea y amenaza con desaparecer.

Lo recomendable sería que los planificadores de medios del gobierno pro­curen dos cosas: repartir equitativamente los pre­supuestos de publicidad entre la mayor cantidad de agencias posible y así preservar la industria; y al mismo tiempo, desa­rrollar una estrategia de medios a través del Di­com que permita respal­dar al mayor número de medios y sus protagonis­tas para evitar que sucum­ban.

Estas ideas pueden ser soñadoras, pero factibles, siempre que haya buena voluntad para aplicarlas.