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POLÍTICA Y CULTURA

Cómo olvidar a Rómulo Betancourt

Rómulo Be­tancourt fue una figura del mapa políti­co latinoame­ricano y caribeño de suma importancia en la lucha por la democracia en la Repú­blica Dominicana. Estuvo en nuestro país a finales de la década de los años 20 an­tes de que Trujillo asumiera el Poder, como representan­te del entonces movimiento estudiantil venezolano. Hay una fotografía donde apare­ce Betancourt junto a Joa­quín Balaguer, al concluir una conferencia en Santo Domingo sobre las luchas libertarias del continente. Entre Betancourt y Bala­guer se produjo una ene­mistad prolongada durante todo el interregno histórico de aquella época por el en­frentamiento de líder ve­nezolano a la dictadura de Trujillo y la colaboración de Balaguer en ese perío­do a la dictadura. Esa ene­mistad fue de tal magnitud, que en 1976, en la Confe­rencia de partidos políticos asociados a la Internacional Socialista, celebrada en Ca­racas, a la que asistió el Dr. José Francisco Peña Gómez en representación del Par­tido Revolucionario Domi­nicano, el líder dominicano invitó a Betancourt a visitar nuevamente el país, quien ya había estado en la toma de posesión de su amigo el profesor Juan Bosch, como Presidente de la República el 27 de febrero de 1963.

La respuesta dada por Be­tancourt a Peña Gómez, re­latada por éste a la dirección del PRD, fue, que no venía a Santo Domingo para no te­ner que darle la mano al pre­sidente Balaguer. Peña que­ría esa visita para unirla a las personalidades democráticas cuyas presencias en el país, condicionarían la celebra­ción de comicios limpios en 1978, dada la tradición frau­dulenta de las reelecciones presidenciales en aquel tra­mo en medio del terror difu­so. Betancourt es el autor de una memorable ensayo po­lítico llamado “Venezuela y Petróleo” escrito en los años 40 del siglo pasado donde hace una ardorosa defensa de los recursos naturales de ese país, en ese entonces en manos de compañías extran­jeras. Era una de las figuras representativas de la llama­da “izquierda democrática” a la cual pertenecían junto a él, Juan Bosch, Luis Mu­ñoz Marín, Víctor Raúl Ha­ya de la Torre, José Figueres, Juan José Arévalo y otros, cuya propuesta esencial era la lucha contra las dictadu­ras. Betancourt y Castro se unieron en junio de 1959 para apoyar las repatriacio­nes armadas del 14 y 20 de junio de 1959. Venezolanos, cubanos y combatientes de otras nacionalidades se unie­ron a casi dos centenares de dominicanos, que vinieron a tumbar al tirano, ofrendando sus vidas por la libertad. El odio de Trujillo a Betancourt lo llevó a organizar un aten­tado contra su vida, cuando el carro presidencial voló por los aires dinamitado en una operación criminal dirigida por el Coronel Johnny Abbes. Milagrosamente Betancourt sobrevivió. Trujillo fue más lejos, ordenó preparar en­tonces, la voladura de los po­zos petroleros de Maracaibo, operación que finalmente no pudo llevar a cabo por la pre­sión norteamericana. Radio Caribe difundía barbaridades y acusaciones falaces contra Betancourt y su honor perso­nal. Betancourt fue el autor de la propuesta ante la OEA del No reconocimiento de ningún gobierno surgido por un Golpe de Estado. Hoy lo recuerdo gratamente por su lucha por la libertad domi­nicana.

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