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AGENDA SOCIAL

Educación en la covidianidad

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Margarita CedeñoSanto Domingo

En momentos tan excepcionales como los que vi­vimos, hay que recordar que la sociedad comparte respon­sabilidad sobre una multipli­cidad de temas, que descan­san en partes iguales sobre los hombros de quiénes están en lo público y los que están en lo privado. La educación es una de esas responsabilida­des compartidas. El retorno a las clases, aún en el formato que se ha decidido, debe con­tar con el apoyo de toda la po­blación y con la disposición de sacar adelante este proceso, conscientes de que constituye un gran reto para el país.

Poner en una balanza la salud de los dominicanos y dominicanas y equilibrarla con la necesidad de educar a nuestros hijos, es una deci­sión difícil, que requiere mu­cho análisis y prudencia. Lue­go de 8 años de gobierno en los cuales el sector educativo recibió enormes inyecciones de recursos económicos pa­ra su desarrollo, nos enfren­tamos a la posibilidad de que se pierdan muchos avances, debido al impacto de la pan­demia del Covid-19.

El Ministerio de Educación ha tomado la decisión menos arriesgada, puesto que man­tener a los niños y niñas en sus casas, disminuye las posi­bilidades de un contagio. Pe­ro, la televisión y la radio co­mo herramientas educativas tienen sus limitantes, puesto que el sujeto es pasivo y la efi­ciencia depende mucho de la atención que se pueda pres­tar al recurso audiovisual.

Ahí entra el papel funda­mental de la familia en esta tarea. Más que antes, debe­mos reivindicar el papel de los padres en la educación de los hijos, pero a la vez fa­cilitarles el proceso, tomando en cuenta que la reactivación económica ha llevado a mu­chos padres y madres a reto­mar sus empleos de manera presencial o a reactivarse en el mercado informal.

Es preocupante, entonces, que la decisión del Ministe­rio de Educación de mantener a los niños y niñas en los hoga­res para recibir la enseñanza no haya sido acompañada de medidas por parte del Ministe­rio de Trabajo que alivien la si­tuación de los padres y las ma­dres y les permitan ejercer un rol más activo en la enseñanza. Más aún, el mismo Ministerio de Administración Pública ha hecho un llamado a todos los servidores públicos para que retomen sus labores de mane­ra presencial.

Este, sin lugar a duda, es uno de los escollos más im­portantes para el éxito de este plan. ¿Cómo se harán los pa­dres para supervisar a los niños tomando las clases si no están en el hogar? Pero, además, el anuncio de que los programas Quédate en Casa, FASE y Pa’ Ti concluirá en el mes de diciem­bre, seguramente generarán un impacto negativo en las fa­milias de escasos recursos, que a partir de enero tendrán que buscar otros medios para com­pensar sus ingresos, viéndose obligados a dejar a los niños y niñas solos en el hogar.

En el mediano plazo, nues­tro objetivo común debe ser recuperar, en la medida de lo posible, las clases presencia­les. La televisión y la radio co­mo recursos pedagógicos no son lo ideal, aunque sea aho­ra mismo una opción via­ble. El Ministerio de Educa­ción debe dedicar todo un equipo de trabajo a identi­ficar formas viables para un modelo semi-presencial a partir del próximo año, por­que de lo contrario, vamos a generar una gran brecha social que nos tomará déca­das cerrar.

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