El peligro del príncipe aéreo

En la carta a los Efesios (2, 1-10) el apóstol Pablo recuerda que también nosotros hemos estado muertos a causa de las faltas y los pecados por seguir las corrientes de este mundo, dejándonos llevar por las codicias humanas, obedeciendo a los deseos de nuestra naturaleza y consintiendo sus proyectos, sin embargo, aun estando muertos por nuestras faltas Dios nos hizo revivir con Cristo, y por pura gracia hemos sido salvados.

La expresión este mundo designa todo aquello que circunda en un ambiente corrompido sometido al príncipe de las potestades maléficas que prosigue su obra entre quienes no obedecen los mandatos de Dios.

Es curioso observar, que en el texto griego del Nuevo Testamento se presenta al Maligno como el príncipe de las potestades aéreas ya que en el criterio que primaba entre los antiguos era que los demonios habitaban en el aire, entre la tierra y la luna.

Se encuentre o no este príncipe en el aire, lo que sí es un hecho, que este pululará entre nosotros cuando seguimos los dictámenes de nuestras desordenadas apetencias, atendiendo a los deseos de la carne que como parte inferior de nuestra naturaleza se sustrae a la voluntad de Dios.