Primeros signos

Ante una ilusoria medida impositiva y poco recaudatoria, el Gobierno pudo apreciar la reacción en cadena negativa que recibió.

Quedó como al margen en la estación del desamparo popular, como sin amigos, lo que obligó a retractar oportunamente. Dada las circunstancias, induce a pensar, en consecuencia, que la intranquilidad social, la caída de la confianza y/o los avatares tienen fecha y una figura singular en el registro pasado.

La mayoría de las veces el sectarismo político, el pretender “andar solo”, reconocer el camino sólo con sus fuerzas ante la multiplicidad de acontecimientos que se pueden generar del encarecimiento por escasez y decisiones desafortunadas en el ambiente de los alimentos básicos, el rebrote viral y la economía en lenta recuperación el Gobierno queda expuesto a una granizada de críticas que adelantarían problemas graves de gobernabilidad.

Por querer encerrarse en los límites del PRM han iniciado en apenas dos meses una cacería de empleados públicos, no solo las “botellas”, sino de verdaderas memorias institucionales, de gente de decisión con conocimientos heredados de un pasado lejano y reciente en el Estado, de experiencia compartida con gente de una época.

Prendidos en lo irracional del sectarismo político han echado esta gente a la calle creándole un embarazo económico al erario por el despido y desahucio, y al mismo tiempo profundizando y haciendo más antagonista la pervivencia política con amigos tácticos (leonelísmo) como hemos venido señalando durante los últimos meses.

Dada la bisoñez de la administración, débil liderazgo… hemos planteado una suerte de escolta por quienes fueron sus aliados electorales; incluso el presidente Fernández también le puso fecha en los próximos meses del nuevo año y prevé dificultades sociopolíticas que puede generar esta megacrisis.

Recientemente gremios profesionales han externado sus quejas por cancelaciones y sustituciones por personal no calificado (ejemplo: en Oviedo, Pedernales, un proyecto de 4,000 tareas sembradas de plátanos se sustituye al director del proyecto un ingeniero agrónomo por un maestro de escuela; en La Vega, nombran un agricultor director regional de Agricultura para dirigir el cuerpo técnico.)

La lógica perredeísta de gobernar el país de ayer parece que gobierna el país de hoy: situaciones de mando, la coacción partidaria, acostumbradas a la concepción de que la lucha de tendencias o de fratrías dirigía la del poder, es decir, las huellas de las dificultades pasadas. En verdad no hay una diferencia general y debiera haberla que difumine la semejanza en donde las medidas afortunadas sean la excepción y, lo más a menudo, ha sido, el debilitamiento del cuerpo político.