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FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

¡Lo que me da la gana!

En la primera mitad del siglo XX, nuestro país estuvo rigurosamente gobernado. Esto trajo como consecuencia que aprendiéramos a disciplinarnos como ciudadanos obedientes, pero a base de técnicas inhumanas y abusos criminales que formaban parte del quehacer diario.

Hoy en día las cosas han cambiado y la formación ciudadana ya no está basada en opresiones injustas ni atropellos a la libertad y dignidad humana. Cada quien puede tomar decisiones libres según sus valores e ideales, hasta el punto, en el que ya no hay autoridad que pueda establecer una regla de vida válida para todos. Cada quien hace lo que quiere, aun cuando las consecuencias son dañinas para sí mismos y para la sociedad.

Hacer lo que uno quiere significa vivir sin control, lo cual dificulta la búsqueda de regulaciones necesarias para una vida estable, ordenada y justa. Pero claro, es más sabroso vivir guiado por los bajos instintos, que ceñirse a unas reglas que ponen límites a los deseos. Las leyes tienen el papel de crear ese clima de respeto a los demás, pero muchos la pisotean y no les importa en nada las consecuencias que sus acciones provocan.

Si nuestro país quiere verdaderamente progresar, debe someterse a un régimen de disciplina sana, que pueda balancear justamente los deberes y los derechos. El respeto a la vida debe prevalecer en nuestra Constitución, superando la falta de valores que con afán desean imponer instituciones extranjeras.

Pero, en fin, lo bueno y lo malo bailan pegao´ y si uno se descuida, fácilmente tropieza y se cae, haciéndose daño a sí mismo, y también a los que le rodean en la pista. Por eso es importante sujetarse de todo aquello que contribuye a crecer en bondad y amor, porque solamente ahí, encontraremos estabilidad.

Y es que hacer lo que me da la gana es solamente posible cuando no hay criterios de vida bien definidos y sin un carácter de apertura a la bondad de Dios que es quien en definitiva está por encima de toda ley humana; ¡y Su ley es simple y se resume en sólo una palabra, AMAR! Porque quien ama de corazón es feliz y hace feliz a los demás.

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