EL BULEVAR DE LA VIDA
Un festival de mezquindades
Más que el amor es el Poder, -y el dinero que él irradia-, quienes mueven al mundo. Una verdadera pena.
Recuerdo la ocasión en que en una entrevista un veterano político nuestro me citó a los griegos, sólo para recordarme que por el poder político siempre se ha matado. (Moral, legal, o literalmente, pero siempre se ha matado, McKinney).
Hoy, superadas dictaduras y dictablandas y sus asesinatos literales y nada literarios, a los dominicanos solo nos han quedado los otros, los asesinatos de palabra y difamación que intentan fusilar moralmente a sus adversarios.
Sobre el dinero, compañero del poder que lo genera y del sexo que inspira, el budismo explica que la obsesión por él se debe a que “es una realidad simbólica con la capacidad de llenar nuestra sensación de carencias”, nuestros vacíos existenciales... y siempre se vuelve al principio. (El poder y el dinero sin límites éticos son un suicidio moral, una bomba sin tiempo).
Hablando ahora del Poder político, digamos que la mejor demostración del cinismo que puede generar la lucha por alcanzarlo, por mantenerlo o por recuperarlo, la hemos visto en los primeros 80 días del nuevo gobierno.
Hoy, nuestra política es un festival de mezquindades a dos bandas (Gobierno - Oposición) donde no encuentra uno virtuosos ni entre las violinistas de la Sinfónica.
Así, internamente el gobierno asegura que la economía dominicana está como aquella canción de Niní Caffaro: “En ruinas”; pero al mismo tiempo, en los mercados internacionales al momento de intentar colocar nuestros bonos, destaca nuestro crecimiento económico con estabilidad e inflación controlada durante los últimos años 30 años.
En el otro extremo, vemos cómo en el tema de la lucha contra la corrupción y la impunidad, el PLD le exige al gobierno hacer en 80 días lo que él no fue capaz de hacer en 20 años, cinco gobiernos y dos presidentes.
Pero hay más y no en El Show, porque ahora también tenemos al nuevo PLD en verde, La Fuerza del Pueblo que, con una desmemoria conveniente, intenta convencernos de que todos los errores/ excesos/ latrocinios y/o impunidades (-no los logros ni los avances-) ocurridos durante los gobiernos del PLD se iniciaron en agosto 16 de 2012, no antes.
En fin que la nuestra es una guerra de relatos, un cínico festival de mezquindades, donde no quedan virtuosos ni entre los violinistas de la Sinfónica.