PENSANDO
Carencia de justicia
En democracia se habla mucho de libertades, pero cuando la administración de justicia depende de los intereses políticos y empresariales, nos encontramos presos de la conciencia, y por ende, privados del pudor que forja la dignidad humana.
En estos sistemas tercermundistas, el estamento justicia es el resultado del más cruel atropello a los derechos humanos y en ellos el encarcelamiento de las libertades públicas.
Es vergonzoso que en un modelo de justicia que se supone democrático no haya garantías del buen proceso, impidiendo así el contacto con la transparencia que garantice la pulcritud en la administración del patrimonio de todos.
En consecuencia, los individuos se sienten degradados en su dignidad. Hoy nos debatimos en un entramado de conspiraciones que nos imponen una libertad sustentada en la impunidad negociada, por sectores que quieren poner tras las rejas a los que sueñan con un sistema de consecuencias, que castigue a los que han sesgado las oportunidades de crecimiento de la gran mayoría, víctima de la depredación de sus recursos, y con ellos, su calidad de vida. Sin demagogias, hacer justicia es el camino a un verdadero cambio.